Por Nacho Palou — 11 de junio de 2002

Supongamos que te mueres mmm... ahora. Seguramente a efectos de vida virtual simplemente desaparecerías: tu página web dejaría de actualizarse, algunos remitentes nunca recibirían la esperada respuesta a sus mensajes de correo, se te podría echar más o menos de menos (valga la redundacia) en algún foro o lista de correo... pero mucha gente realmente no sabrá nunca que tu muerte virtual es debido, precisamente, a que estás realmente muerto y jodido.

Y de las fotos (¡uh!) guarrillas que guardas en tu ordenador ni hablamos...

Luego hay cosas como contraseñas y similares que seguramente sea una putada que te lleves a la tumba, como ocurrió en este caso

Programillas como Dead Man's Switch pueden ser una solución para estos casos: publica una página web, envía mensajes de correo electrónico y encripta los archivos que nadie debería ver. Basta simplemente que no acudas a tu cita con él para decirle ¡hey!, ¡que sigo vivo! para que dé por sentado que la has palmado y lo notifique a todas las direcciones de tu agenda, tu madre incluida, y ponga una entrada de los más tétrico en tu weblog.

Actualización (2006): El sitio original ya no tiene el programa, pero Juan Carlos nos envió un enlace a un archivo en el que se puede descargar.

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