Discmaster es un experimento de Jason Scott, nuestro archivista geek y monocromo favorito y uno de los veteranos activistas de Archive.org. En su papel de personaje-casi-Diógenes de lo digital recopila todo lo que le llega, así como suena. Un día se puso a convertir y archivar cientos y cientos de CD-ROM que tenía por ahí y más que compró o le enviaron como donaciones para la causa. El resultado son de momento más de 100 millones de archivos de 7.000 CD-ROMs distintos, y tienen otro tanto por digitalizar, junto con más que seguro llegarán. [Nota: sus webs no tienen certificado SSL –seguridad– pero son fiables.]
La web en sí y su interfaz es deliciosamente espartana y anticuada, muy propia de los 90, con ese fondo gris «por defecto», un contador de visitas con estética de cuentakilómetros y estrellitas de «¡Nuevo!» en amarillo chillón junto a enlaces en azul subrayado. Las estadísticas de la portada dan una buena idea de lo que hay (y va creciendo):
- 60 millones de imágenes
- 28 millones de archivos de texto
- 5,8 millones de ejecutables (programas/apps)
- 3,1 millones de archivos de audio (MIDI y similares)
- 2,1 millones de documentos
- 480.000 canciones
- 446.000 vídeos
Naturalmente hay también cerca de 9,1 millones de archivos «desconocidos», en formatos que pueden ser bitmaps, sonidos, datos o cualquier otra cosa que no haya podido ser «convertida». Aun así se pueden descargar (si los encuentras). La búsqueda se puede acotar por muchísimos campos: tipo de archivo, formato, género, fecha, tamaño…
La web hace además una labor de conversión de formatos, de modo que cuando es posible los formatos originales se convierten a algo más moderno, de modo que se pueden abrir con cualquier programa de hoy en día. Me ha hecho gracia buscar ficheros con la extensión .WP5 (WordPerfect) que aparecen como PDF con un solo clic, o los archivos .ARC descomprimidos en TXT.
Como experimento está interesante, especialmente porque es un archivo de cosas que quizá no estuvieran en Internet todavía y por ende tampoco en Archive.org, así que puede haber cosas inéditas. Hay una lista de los CD-ROM que se van incorporando que crece cada día, y las búsquedas pueden dar resultados tanto curiosos como útiles, como por ejemplo fuentes bitmaps de los 90, archivos que estaban en las BBS y un montón de otras sorpresas sin duda.
(Vía Ars Technica.)