The Flippy Disk Thing es un artículo del arqueólogo digital Jason Scott dedicado a uno de los más entrañables sistemas de almacenamiento del que disfrutamos algunos en la época de los 80 y hasta los 90 – aunque en realidad se inventaron incluso antes y se extinguieron después de esas fechas: los disquetes.
Con capacidades tan ridículas hoy en día como 140 o 360 KB o hasta 1,4 MB en las versiones más populares (5,25 y 3,5 pulgadas), aquellos disquetes eran flexibles, lo cual quiere decir que rompían, se atascaban y se rayaban, entre otras muchas desgracias. Había trucos de baja tecnología para todo: desatascarlos, usarlos por las dos caras recortando el agujerito de protección, usar software específico para recuperar datos perdidos… Irónicamente, la gente discutía si la versión de 3,5 que llevaba el disco flexible dentro de una caja rígida debía ser llamado flexible o no.
(Muchas revistas de la época regalaban disquetes como «gran novedad», incluyendo varias en las que yo trabajé. Recuerdo que una vez regalamos uno cuando la revista era tan, tan gruesa y pesaba tanto que inevitablemente todos los disquetes murieron aplastados dado que no podían girar dentro de la funda – algo que nadie había podido prever. Así que recibimos literalmente miles de llamadas en la redacción de gente protestando, a los que había que explicar cómo desdoblar un poco los laterales de la funda y hacer girar el disco flexible interior con los dedos. Si lo conseguían arreglaban el problema y se ahorraban tener que esperar a que se lo cambiáramos.)
– Mira chaval, ¿habías visto alguno de estos antes?
– ¡Guau, mola! ¡Has hecho un icono 3D del icono «Guardar»!
[Imagen de autor desconocido que circula por Internet]
En su labor de recuperación de contenidos y software de la edad dorada de la informática Scott se está encontrando con muchos de estos –también con cintas de casete– y explica algunas de las formas que hay de recuperarlos, especialmente cómo usar unidades de disco antiguas y cierto software especializado para ello. Menciona el caso de Chris Fenton, quien recuperó heroicamente el sistema operativo y el software de un superordenador Cray-1.
Esto me recordó uno de los más tiernos y preciosos «montajes motivacionales» que he visto en los últimos tiempos:
«Construye un mundo en el que tus hijos puedan ser
más fuertes y poderosos de lo que tú nunca jamás fuiste»
(La imagen es de Javier Pérez; alguien añadió el texto. Vía Gamer Humor)
Ramén.