He estado un tiempo trasteando con un Dynabook Portégé X30L que muy amablemente me dejaron para probar. Soy de los que tiene la teoría de que siempre viene bien un segundo equipo como muleto por si necesitas reemplazar tu equipo principal o simplemente para tenerlo como plataforma alternativa o para experimentar. Y este da la talla para todo eso y más.
En mi particular caso he estado usando el Portégé X30L para mantenerme al día de cómo está Windows, a modo de portátil «de andar por casa» y para traer y llevar ligero en algún viaje; también para repasar vídeos de YouTube y como plataforma para seguir algunos cursos y desarrollar un poco en Python y PHP. Tareas todas ellas para las que se desenvuelve perfectamente, además de que a través del navegador siempre tienes las apps de Google a mano y más o menos puedes mantenerte sincronizado con tus datos principales si los dejas flotando en la nube.
Dynabook es la marca que desde hace tiempo utiliza Toshiba para sus portátiles; mi primer portátil de hecho fue un Toshiba y he podido seguir su evolución durante décadas. Esto se nota en algunos detalles tales como la robustez, las bisagras, o la disposición del teclado, que son excelentes, porque que han pasado por mil iteraciones y están más que probadas y «depuradas». El teclado es incluso resistente a salpicaduras –el enemigo invisible de los portátiles– ahí también se ve la veteranía.
En este tipo de portátiles poco a poco se ha ido incorporando hardware como el reconocimiento facial y de huella dactilar y todo tipo de conectores: USB A y USB C, MicroSD, HDMI, Gigabit Ethernet RJ-45, jacks de auriculares y micrófono o la sencilla ranura Kensington para cable de seguridad. Si hubiera que ponerle un «pero» para mi gusto sería que el cable de alimentación y el transformador a USB C resultan un poco voluminosos para un portátil tan ligero; sin embargo se puede enchufar a otras tomas USB C sin mayores problemas (eso sí: dependiendo de la potencia el tiempo de carga variará) o con un cable de carga propietario.
Con sólo 870 gramos el peso del Portégé X30L es sin duda su mejor característica. Menos de 1 kg, algo que no muchos portátiles de 13 pulgadas pueden decir y que realmente se nota. Diría que se debe principalmente a que utiliza un material plástico muy resistente y no incluye unidad DVD. Pero pese a su ligereza no tiene nada de frágil. Por otro lado, si lo piensas, los DVD son cosa del pasado (yo ya ni recuerdo la última vez que usé uno).
En cuanto al procesador y memoria, va equipado con un Intel Core i7-10510U de 10ª generación a 1,80/4,90 GHz, unos generosos 16 GB de RAM (8 GB DDR4 en placa y 8 GB en una ranura) y lleva Windows 10 Pro 64. A mí me sigue sorprendiendo la cantidad de veces que se actualiza Windows y muchos de los componentes (drivers, utilidades propias, etcétera) pero si lo dejas bien programado en «modo automático» tan solo recibes los avisos cuando la cosa ya está hecha. Aparte de eso viene con una unidad de 1 TB SSD + Optane, donde cabe de todo y a velocidad de vértigo.
La pantalla del Portégé X30L es de 13,3 pulgadas, una Sharp Full-HD de 470 nits de luminosidad en formato 16:9. La resolución 1920 × 1080 para mí es la óptima: lo suficiente para que todo se vea estupendamente a ese tamaño, sin tanta necesidad de transferencia como el 4K, que un equipo tan ligero puede resultar un tanto excesivo. En cuanto al trackpad, es un SecurePad con lector de huellas dactilares: un grado de seguridad extra para algunas aplicaciones. En ese aspecto lo que he encontrado más práctico es configurar el reconocimiento facial de la webcam, que incluye infrarrojos se comporta estupendamente con el Windows Hello y hace que no tengas que teclear la contraseña de la cuenta cada vez que te sientas frente al equipo.
En cuanto a la conectividad aparte del WiFi 6 que incluye 802.11ac, ax y ai entre otros lleva también Bluetooth 5.0 LTE y un conector Gigabit Ethernet para quien prefiera conectarse por cable al router de su casa o de la oficina. ¿Por qué? Porque quieras que no el cable siempre es más rápido que el wifi, especialmente en la latencia, de modo que en algunas apps y videojuegos todo milisegundo que puedas rascar será poco. Además lo de tener un conector de red elimina la angustia en ciertos entornos seguros o en los que el wifi puede fallar por razones misteriosas (algo que a veces pasa en los peores momentos).
En cuanto a la batería, las especificaciones del equipo dicen que puede durar hasta 14 horas y 50 minutos. En mis pruebas de uso corriente haciendo un poco de esto y un poco de aquello hay días que ciertamente no he tenido ni que que enchufarlo. Cuando se trata de exprimir el procesador y las comunicaciones con algunos procesos muy intensivos de cálculo y transferencia me ha aguantado entre 8 y 10 horas sin problemas. Lo mejor es que con la opción de carga por USB C puedes salir de casa sin cables, con la confianza de que o bien la batería aguantará o bien podrás recargarlo sin problemas como quien recarga un móvil.
En cuanto a la relación prestaciones/precio diría que es un buen equipo; está alrededor de los 1.330-1.480€, en varias versiones y configuraciones. Hay modelos con procesador y gráficos algo más potentes (Intel Core i7-1165G7 de 11ª generación), puertos Thunderbolt y demás, incluso un dock con más puertos para quienes se les queda corto (lo cual sería raro). En general me ha parecido una opción interesante como portátil de uso diario, ya sea como principal o alternativo, sobre todo por su ligereza y robustez.