Por @Alvy — 7 de junio de 2005

Enrique se compró un Mac-mini:

Im-pre-sio-nan-te: Estoy completamente impresionado (...) Me ha parecido, simplemente, otra dimensión (...) Desempaqueté todo, puse los componentes de la única manera posible en la que podían encajar, y le dí al botón (...) Pero lo que más me pasmó: se enciende, y encuentra el ratón. En dos segundos, el teclado. Y en otros dos segundos, la Wi-Fi. Me dice que tiene una clave, me la pide... ¡¡Y VA, Y SE CONECTA!! Así, por la patilla, directamente... Y se pone a funcionar. Yo, que la última vez que traje el ordenador de la niña a casa y lo intenté conectar a la Wi-Fi me pasé casi un día luchando a brazo partido con la configuración del router, estaba ya próximo al éxtasis tecnológico absoluto. De repente, el cacharro navegaba (...) En diez minutos, ya estábamos navegando por nuestros blogs, curioseando widgets y viendo el trailer del Código DaVinci. Todo funcionaba. Sin problemas. Lo más complicado que me preguntó fue mi número de teléfono.
¡Bienvenido a la secta!

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