Clive Thompson repasa en un larguísimo artículo titulado The Secret History of Women in Coding para el New York Times la historia de las mujeres programadoras, desde Ada Lovelace y otras pioneras hasta nuestros tiempos, especialmente a cómo se ha ido creado un desequilibrio de género con el paso de las décadas en algo en lo que inicialmente había una gran igualdad.
Cuando las computadoras digitales se hicieron realidad en la práctica en la década de 1940, las mujeres volvieron a ser pioneras en escribir código para las máquinas. En ese momento, los hombres de la industria informática consideraban que escribir código era una «tarea secundaria» y menos interesante. La verdadera gloria estaba el hardware. ¿Software? «Ese término aún no se había inventado», dice Jennifer S. Light, profesora del M.I.T. de historia de la ciencia y la tecnología.
Entre las políticas que algunos centros educativos han puesto en marcha para promocionar la programación entre las jóvenes está una muy curiosa: no darle preferencia a quienes tengan experiencia previa en programación. De este modo se admite a personas con menos experiencia que pueden empezar de cero: si sólo se admite a gente con experiencia sólo suelen entran a formarse chicos jóvenes que ya han desarrollado software en su infancia. El resultado es bueno: en unos años las mujeres matriculadas pasaron del 7 al 42 por ciento.
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