Por Nacho Palou —
Un montón de fotos de las instalaciones en el campus de Microsoft donde se desarrolla el software para Mac. Por ahí acumulan muchas Mac de todos los tipos y colores, incluyendo una colección de 150 Mac minis perfectamente alineados.
Ejecutamos miles y miles de pruebas de cada nueva versión. Típicamente hacemos cuatro compilaciones de Office al día, dos en inglés u dos en japonés. Corremos basterías completas de pruebas contra ellas e informamos de cualquier fallo por email a los testers, quienes los investigan y documentan para los desarrolladores y siguen con lo suyo. Esto es muy efectivo si se usa adecuadamente, ya que permiten que quienes prueban el software puedan dedicarse a tareas que las personas hacen mejor, mientras las máquinas se quedan con la parte aburrida, pero necesaria, de las pruebas repetitivas y rutinarias.(Vía Think Wasabi, Resistance is Futile.)