Por @Wicho — 28 de octubre de 2009

Cuando los griegos clásicos hablaban de la hibris se referían a un orgullo o confianza en uno mismo exagerados que con frecuencia tenía como consecuencia un merecido castigo, y lo cierto es que es algo que se me viene a la mente al pensar en Windows Vista, la hasta hace unos días versión más moderna del sistema operativo más utilizado en el mundo.

Lanzado el 30 de enero del 2007 en medio del habitual interés que siempre generan los grandes lanzamientos de la empresa, pronto quedó claro que a Windows Vista le faltaba mucho para ser el sistema operativo pulido y cómodo de utilizar para los usuarios que Microsoft pretendía, quienes vieron enseguida cómo dejaban de funcionar algunos componentes y accesorios de su ordenador, por no hablar de los enormes y graves problemas con los que se encontraron muchas empresas a la hora de intentar integrar equipos con Vista en sus redes.

Es cierto que Microsoft, a diferencia de Apple, que es con quien se le compara habitualmente en estos casos, tiene que enfrentarse con un parque de ordenadores y accesorios enormemente diversos, con lo que la tarea de asegurar la compatibilidad dista de ser trivial. Y hay que reconocer también que con las sucesivas actualizaciones que fueron publicando la cosa mejoró, pero el daño estaba hecho, y Vista nunca ha llegado a convencer a muchos ni a alcanzar la implantación deseada, obligando a Microsoft a mantener Windows XP disponible más tiempo del previsto.

De todos modos, a Microsoft hay que reconocerle que cuando cae en la cuenta de que ha cometido un error, lo que no siempre es fácil, y aunque nunca lo vaya a reconocer de forma oficial, se pone las pilas y es capaz de reinventarse, como, por ejemplo, hizo cuando Bill Gates en su momento no vio la importancia que iba a tener Internet y, sin embargo, en pocos meses fue capaz de orientar la empresa hacia ella cuando cayó en la cuenta de su error. Y eso es precisamente lo que sin duda se ha marcado como objetivo con Windows 7, la más reciente versión de su sistema operativo, puesta a la venta en todo el mundo el pasado jueves.

Avisos de seguridad cansinos
Microsoft se ha centrado en esta ocasión en sacar al mercado un sistema más eficaz en la gestión de los recursos del ordenador, más rápido en general, y, sobre todo, que no trata al usuario como a un tonto y le deja hacer las cosas que necesita hacer sin meterse en medio a cada paso con sugerencias o avisos de seguridad cansinos, algo para lo cual la empresa ha tenido que trabajar ni más ni menos que en 600 aspectos del sistema operativo.

Y lo cierto es que parece haberlo logrado, y en un tiempo récord, ya que poco menos de tres años después de la salida de Vista a la venta Windows 7 está demostrando, por un lado, que es capaz de funcionar razonablemente bien incluso en ordenadores como los ultraportátiles que tan de moda se han puesto el último año, máquinas que por definición van siempre escasas de recursos y potencia; y por otro que, a tenor de lo que se ha ido viendo de las versiones previas que Microsoft ha ido publicando, por fin deja a los usuarios recuperar la sensación de que son ellos los que mandan en el ordenador y pueden hacer lo que necesitan nacer sin mayores problemas ni complicaciones.

¿El secreto detrás de este cambio? El haberse tomado la molestia de bajar del pedestal y escuchar a sus usuarios, algo que ninguna empresa debería dejar de hacer nunca.

{ Publicado originalmente en La Voz de Galicia, donde colaboramos habitualmente }

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