Este «cluster Beowulf» de Raspberry Pi es la solución que Joshua Kiepert encontró al desarrollar su trabajo en la universidad. Teniendo en cuenta que cada ordenador en miniatura cuesta unos 30 o 40 euros, las 33 cajitas que hay dentro de la caja suponen poco más de 1.000 euros.
Lo interesante es poder contar un entorno realista de computación distribuida aunque su potencia no lo sitúe a la altura de los superordenadores de verdad. En este montaje en concreto cada Raspberry Pi está overclockeada a 1 GHz. El sistema puede hacer un poco de todo, desde limitarse a controlar las lucecitas a cálculos más complejos.
Su creador calcula que con 32 nodos su capacidad de cálculo es de más de 10 GFLOPS. Un Xeon quad-core similar optimizado está alrededor de los 40 GFLOPS; un portátil moderno alcanza alrededor de los 5 GFLOPS por esos mismos 1.000 euros.