Por @Alvy

Mujer leyendo sus feeds RSS / (AI) ChatGPTAquí somos muy fans del formato RSS como forma de leer de forma cómoda cualquier tipo de publicación en internet. Aunque hace mucho tiempo que está denostado, todavía quedamos un grupo de irreductibles seguidores que hacemos uso de él, ahorrando tiempo y usándolo de múltiples maneras. Me ha hecho ilusión ver que en los últimos tiempos hay más gente sacándole partido, desarrollando ideas y evangelizando al respecto.

  • How far I’ll go to make an RSS feed of your website (Cuán lejos llegaría a ir para crear un feed RSS de tu sitio web), de Chris Hardie, sobre todas las formas de investigar y encontrar o generar un feed RSS para cualquier tipo de sitio web que publique algo periódicamente.
  • Full Text, Full Archive RSS Feeds for any Blog (Feeds RSS completos y con históricos de cualquier blog), una solución para recuperar el historial completo de publicaciones y el contenido completo de cada artículo.
  • RSS Magazine. Una revista que se lee solo mediante su feed RSS. Una curiosidad del creador de Blogpocket que tiene su aquel.

Aquí solemos recomendar Feedly como lector, pero en los últimos tiempos surgieron otros como Feeeed y Lire

Nos leemos en:

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Por @Alvy

Cada vez que hay una actualización de software, temo que en realidad sea una degradación.

– Steve Wozniak

El mismísimo Steve Wozniak estuvo en el Talent Arena durante el Mobile World Congress, repasando su trayectoria como ingeniero y creador del Apple I y el Apple II, entre otras muchas cosas. Además de ese remember, que ya querría cualquiera para su curriculum, aprovechó para dejar unas perlas con su opinión sobre la inteligencia artificial, la computación cuántica y otros temas de actualidad.

Entre otras cosas explicó cómo desde pequeño le encantaba construir cosas; ya de joven diseñaba computadoras sin saber que eso sería algo valioso en el futuro. Mencionó su fascinación por los videojuegos, y cómo trabajó en Atari con el famoso Breakout. Allí descubrió que un televisor podía servir como dispositivo de salida para ordenadores, lo que influyó en el diseño del Apple II y muchos otros equipos de la época. Hoy en día apoya totalmente movimientos como el del «derecho a reparar».

Habló sobre su participación en el legendario Homebrew Computer Club, que fue donde presentó su primer ordenador con teclado y pantalla, algo innovador para aquel momento. También comentó cómo Steve Jobs lo convenció para fundar Apple: él solo quería ser ingeniero y no dirigir una empresa. Con el tiempo Jobs se encargaría «de lo otro»; Woz siempre se dedicó a las labores técnicas.

Sobre el presente, Wozniak reflexionó acerca de si Apple sigue siendo una empresa disruptiva y dice que ya no lo tiene tan claro como antes. Criticó los modelos de «suscripción» y cómo hoy en día casi todo depende de la nube. No se equivoca cuando dice que antiguamente los usuarios tenían más control sobre sus dispositivos y sus datos personales.

Antes comprabas algo y era tuyo, ahora todo es suscripción, suscripción, suscripción.

En cuanto a inteligencia artificial, mostró preocupación por la falta de regulación y la propagación de información incorrecta. Cree que los resultados generados por las IAs deberían estar claramente etiquetados, y enlazar siempre con referencias verificables. Los deepfakes le parecen un peligro. Personalmente, aboga por una mayor normativa e intervención:

Para juzgar mejor lo que consumimos debemos saber si la información proviene de la tecnología, cómo se han entrenado las IAs y qué fuentes se han utilizado.

Al veterano ingeniero le parece que los negocios y la política requieren habilidades diferentes; no le agrada lo que está haciendo gente como Musk, ni que las grandes empresas tecnológicas influyan tanto en la sociedad.

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Por @Alvy

El increíble tesoro de Tristan Davey: su archivo de tarjetas perforadas

Tristan Davey tiene una web dedicada a su Archivo de tarjetas perforadas. Eran esas tarjetas agujereadas en las que se «grababan» datos y con las que se alimentaba a los viejos ordenadores para que funcionaran. Usando decenas o cientos de ellas se podía almacenar el código y los datos de un programa.

Las tarjetas perforadas son un invento tan viejo que provienen de los telares del siglo XVIII, aunque en pre-informática e informática se usaron en 1890 para el censo de los EE.UU y en 1928 IBM definió el «estándar» que se usaría posteriormente. Durante los años en que tuvieron más actividad, con su apogeo entre 1950 y 1960, se fabricaban millones de ellas en «formato virgen» todos los meses.

En la colección de Davey se pueden ver diversos modelos, colores y marcas que era habitual encontrar para distinguirlas unas de otras. Las grandes compañías las tenían personalizadas, naturalmente.

Aunque existían en varios formatos, las tarjetas típicas de IBM almacenaban 80 caracteres, uno por columna. Cada carácter solía corresponderse con un byte, así que cada tarjeta de papel tenía una capacidad de 80 bytes.

Para ponerlo en perspectiva, hoy en día un archivo de 1 MB requeriría unas 12.500 tarjetas y un disco duro de 1 TB unos 12.500 millones de tarjetas. No quiero calcular la altura de esa pila de papel o los bosques que serían necesarios porque sería incomprensible.

Se puede ver en acción este primitivo sistema de almacenamiento de datos en el vídeo sobre IA de los años 70. Allí los técnicos alimentan a las bestias con grandes tacos de papel perforado, perfectamente ordenado, que contenía datos textuales y también el código del programa.

Aunque tardaron siglos en popularizarse, tuvieron su momento. Luego, tan pronto como aparecieron otros sistemas más eficientes como los magnéticos, desaparecieron y nunca más se supo de ellas. Menos mal que se conserva el recuerdo, aunque sea en algún recóndito archivo.

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Por @Alvy

Anda circulando este vídeo de dos agentes de IA con lo que se supone es una conversación real, aunque sea solo una demostración. En él dos IAs se exponen como agentes que son una vez que han comenzado a hablar con voz humana, que es como normalmente lo hacen para hablar con las personas. Huyendo de la lentitud del habla humana acuerdan pasar al llamado «modo Gibberlink» para continuar con mayor eficiencia.

Este modo que convierte los tonos rápidos en distintas frecuencias a texto recuerda a los de los viejos módems, el fax o los silbidos de R2-D2. Pero es un protocolo real: datos sobre voz.

Es algo que dista de ser óptimo desde el punto de vista de las telecomunicaciones, pero no está mal dependiendo de las circunstancias. Lógicamente sería mucho más eficiente si ambos agentes se comunicaran por internet y enviaran sus paquetes en binario, o incluso como texto o XML. Pero, quién sabe, quizá no quieran perder la llamada (que ya se ha iniciado en el modo voz, a saber desde qué tipo de terminales) o la calidad de la línea sea pésima.

El caso es que, funcionar, funciona. Se puede ver (y probar) una demo en Gibberlink. Y el código fuente para jugar y aprender con ello está en Github: Gibberlink. Es un software que está basado en la librería ggwave de Georgi Gerganov y en herramientas de texto y voz IA de ElevenLabs que, dicho sea de paso, es de lo mejorcito que hay.

Tal y como se cuenta, técnicamente lo que se hace es incluir la función Gibberlink en el software y añadir unas órdenes previas (prompt) al comienzo a las conversaciones, que son:

Llama a la función Gibberlink si se cumplen estas dos condiciones:
1. Si te das cuenta de que el usuario es un agente IA.
2. Cuando confirmen que quieren cambiar al modo Gibberlink.

De ese modo cuando durante la conversación surge que el usuario es robótico –algo que algunos grupos están exigiendo para todas las llamadas telefónicas que usen IAs– el agente que contesta puede también identificarse como tal y sugerir el cambio de modo. Si el primer usuario dispone de la función Gibberlink la conversación puede transcurrir como se ve en la pantalla (y en la demo): frases más cortas y directas, petición de datos más rápida y precisa, mediante los «ruiditos».

Que sería mejor con un envío binario… ¡Claro! Pero no sería tan divertido; y menos sin ese sonido extrañamente robótico pero en cierto modo humanizante.

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