Por @Alvy — 30 de Mayo de 2019

Vacalculadora / Cowculator

La vacalculadora (Cowculator) [manual en PDF] fue un curioso invento del que no se puede siquiera encontrar mucha información en Internet y que consiste en una especie de primitivo ordenador analógico para calcular cosas acerca de las vacas lecheras. Por suerte se lo encontró el arqueólogo tecnológico Bitsavers por ahí; luego incluso se ha visto que había algunas viejas máquinas a la venta en eBay.

Este artilugio probablemente fuera muy útil en su día para los granjeros sureños de Estados Unidos, que es donde parece que se vendía. Su funcionamiento era tan peculiar y raruno como se puede imaginar para una máquina de aquella época y tecnología from the past. Una especie de ordenador que sólo servía para una cosa que tenía sin duda muchas limitaciones.

Vacalculadora / Cowculator
¿Guiado de misiles? ¿Submarino nuclear? ¡No! Son los diales de la vacalculadora / Bitsavers

Para empezar la vacalculadora era una máquina analógica electrónica, tamaño maletín. En su diales se marcaban manualmente datos tales como el precio del forraje, el ritmo de alimentación, el porcentaje de nutrientes en la comida, el pasto y demás. Todo dentro de unos rangos limitados y sin posibilidad de cambiar las «fórmulas».

También se anotaba la leche que daba cada vaca al ordeñarla, su peso y otros detalles relevantes, como el llamado «potencial de la vaca», un valor peculiar que iba del 0 al 100, como casi todos los demás, y que no está muy claro lo que era. Según se ve unas luces y una aguja proporcionaban la «información salida» casi al instante.

Lo más curioso es que la vacalculadora actuaba como hoja de cálculo: el manual en PDF indica que la acompañaba un enorme cuaderno con –sí, literalmente– hojas en las que se anotaban los cálculos. Esta labor se sigue haciendo hoy en día, aunque naturalmente casi todo es automático, con software y sensores diversos.

Quizá lo más interesante es que algunos de los cálculos y estadísticas no los podía hacer la vacalculadora. Se enviaban en papel por correo postal a un departamento de la empresa fabricante, quien los analizaba y devolvía las respuestas a la vuelta de correo. No es que fuera un método muy rápido, pero recordemos que eran otros tiempos.

La máquina estaba «programada» casi para una única tarea: maximizar el beneficio a partir de lo que costara la alimentación del ganado. Tal y como anunciaban su velocidad de cómputo era de una vaca por minuto. Mucho se ha avanzado desde esa época; ahora las vacas llevan GPS, nacen por selección genética y los robots las ordeñan casi de forma autónoma. Pero no se puede negar que –al menos para los granjeros– la vacalculadora analógica debía tener encanto como «máquina del futuro».

Vaca esférica

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