Por @Wicho — 11 de febrero de 2009

Esta página salió en la edición del domingo pasado de La Voz de Galicia, diario en el que nos han fichado como colaboradores para publicar una página sobre tecnología, ordenadores, Internet y esas cosas en la sección de Sociedad.

La Voz de Galicia 8-2-2009Datos a buen recaudo,
La Voz de Galicia 8 de febrero de 2009.

La información que almacenan nuestros ordenadores es lo más valioso de estos, aunque muchas veces no seamos plenamente conscientes de ello

Circula por ahí una historia que dice que hace unos años a Nicholas Negroponte, entonces director del Media Lab del Massachusetts Institute of Technology (MIT), quien siempre viajaba con su ordenador, un funcionario de aduanas le preguntó el valor de este y que Negroponte, ni corto ni perezoso, le contestó que valía un millón de dólares.

A continuación, al ver la cara de incredulidad del funcionario, tuvo que aclarar que el ordenador valía dos o tres mil dólares -la cifra que fuese-, pero que lo realmente valioso eran los documentos que iban almacenados en él, documentos en los que estaban los trabajos en curso de Negroponte y sus ideas a desarrollar.

La historia probablemente sea apócrifa, pero en cualquier caso contiene un mensaje muy importante, y es el que se refiere al valor de la información que almacenamos en nuestros ordenadores.

Vida digital
Correos electrónicos, trabajos del colegio, tesis doctorales, fotos de las vacaciones, el vídeo de cuando el niño dio sus primeros pasos, ese elfo de nivel 77 que tanto nos ha costado conseguir… Todos esos archivos son lo que realmente da valor a un ordenador más allá del que pueden tener su hardware y su software y, aunque la mayoría nunca podremos obtener ningún tipo de beneficio económico de ellos del calibre del estimado por Negroponte, lo cierto es que perderlos sería muy duro, ya que muchos son simplemente irremplazables.

Por eso es muy importante tener una copia de seguridad convenientemente mantenida al día de todos esos documentos, si no del disco duro completo del ordenador, por si se borran o estropean por cualquier motivo.

Y ojo, que tostar esos documentos en un cedé o deuvedé para luego borrarlos alegremente del disco duro no es hacer una copia de seguridad, como me ha dicho en más de una ocasión algún usuario despistado, ya que en ese mismo momento el cedé o deuvedé se convierte en la única copia de esos datos.

En cualquier caso, duplicar ese cedé o deuvedé tampoco es garantía de nada, ya que nadie está en condiciones de afirmar con seguridad el tiempo durante el que esos discos serán legibles, digan lo que digan los fabricantes, y ya se han dado casos de discos que, aún estando guardados en algún sito razonable, se han estropeado porque se ha deteriorado la capa sobre la que se graban los datos.

Además, y puestos en el peor de los casos, aunque los datos estén copiados en dos discos en perfecto estado, ¿qué pasa si hay un incendio?, ¿y si nos los roban?

Disco duro externo
Quizás ni siquiera tener una única copia de seguridad sea suficiente si los datos son especialmente importantes.

Una opción razonable, en especial teniendo en cuenta lo relativamente baratos que son los discos duros externos en la actualidad, es tener los datos copiados en un disco externo al lado del ordenador y en otro más, o en deuvedés que estén en casa de un familiar o cualquier otro sitio donde previsiblemente no vayan a sufrir el mismo problema.

Aunque, claro, todo depende del nivel de preocupación de cada uno en lo que se refiere a su vida digital.

Una última opción que cabe mencionar en este artículo, que tampoco pretende ser exhaustivo, es la de utilizar algún servicio de copia de seguridad a través de Internet, de tal forma que nuestros datos quedan a salvo y convenientemente protegidos por una clave a muchos kilómetros de distancia de nuestro ordenador. Claro que, dada la escasa velocidad de subida que caracteriza a la mayoría de las conexiones a Internet que se comercializan en España, la primera copia puede tardar en llegar a un lugar seguro literalmente semanas o meses porque hay que enviar todos los datos a través de ella; en sucesivas copias, todo es más rápido porque solo se envían los archivos modificados desde la última vez.

Sea cual sea la opción escogida, lo que es muy importante es que el proceso de hacer las copias de seguridad y mantenerlas actualizadas sea lo más cómodo, transparente y automático posible, porque de otro modo esas copias nunca se hacen.

Existen numerosos programas para hacer copias de seguridad de forma automática y, a la hora de contratar los servicios a través de Internet ya mencionados, todos incluyen un programa que se instala en el ordenador para gestionar este tema.

Cuestión de formatos
Pero -y siempre hay un pero- el tener los datos guardados en algún soporte que nos permita acceder a ellos no es garantía de que podamos usarlos, ya que con el tiempo los formatos de los archivos van cambiando, las empresas cierran, se crean otras nuevas, y esto hace que a menudo sea imposible abrir documentos creados con versiones antiguas de un programa con las más modernas, por no hablar de si ese programa deja de existir.

En este caso la opción pasa por, además de guardarlos en sus formatos nativos, conservar por si acaso los archivos en formatos lo más universales posibles, como son el texto plano -sin estilos, tablas, ni cosas de esas- las fotos en JPEG y los documentos más elaborados en PDF, por ejemplo.

De todos modos, haga lo que haga, recuerde que solamente hay dos tipos de usuarios de ordenador: aquellos que ya han perdido datos y aquellos que los van a perder.

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