Por @Wicho — 11 de enero de 2006

Con seis meses de antelación sobre lo anunciado inicialmente por Steve Jobs en la WWDC de 2005 ya tenemos aquí los dos primeros Macintosh con procesadores Intel, el nuevo iMac y el espantosamente llamado MacBook Pro.

Personalmente, estaba convencido de que Apple empezaría la transición a Intel por el mini, convertido en un centro multimedia con funciones de grabador de vídeo digital, pero quizás la rumoreada incorporación de la la tecnología Viiv de Intel en estas máquinas está tomando más complicado de lo previsto, dado que en principio Viiv está diseñada para máquinas con Windows XP Media Center Edition.

Sea como sea, yo diría que lo más importante de los dos modelos presentados ayer, aparte del hecho nada desdeñable que incorporan un procesador Intel, es que se parecen un montón a sus predecesores, en especial el iMac, que si llega a tener un procesador G5 a más megahercios ni siquiera habría sido noticia.

El MacBook Pro -vaya asco de nombre, por si no lo había dicho- también se parece bastante a los PowerBook G4 a los que sustituye, pero da unos cuantos pasitos atrás:

  • El soporte para FireWire se queda en un sólo puerto de 400 frente a los modelos anteriores que tenían uno de 400 y otro de 800.
  • Ya no tiene salida S-Video, lo que limita sus posibilidades de conexión a proyectores de vídeo y televisores más antiguos.
  • La unidad óptica sigue siendo de una sola capa y 2x, lo que parece un poco cutre para una máquina de este nivel.
Además, y esto es más preocupante para la gente que viaje más con su portátil:
  • No tiene módem incorporado, aunque se le pueda conectar el módem USB de Apple, pero es un cacharro más del que olvidarse y/o perder.
  • Cambia la ranura PC Card por una ranura ExpressCard 34, con lo que ninguna tarjeta 3G, EV-DO o similar podrá ni siquiera ser insertada en los nuevos MacBooks Pro.
Quizás en los ambientes en los que se mueven Steve Jobs y su equipo siempre hay WiFi y cobertura 3G, pero el ahorro nimio que pude suponer la eliminación del módem me parece bastante injustificable.

En cualquier caso, y aquí está la prueba de fuego para Apple, habrá que ver si al llegar las nuevas máquinas a manos de sus compradores estos notan algo más que una diferencia de velocidad, supuestamente para mejor en el caso de las aplicaciones nativas Intel, y a ver si para mejor, igual o peor en el caso de las aplicaciones PowerPC ejecutadas bajo Rosetta.

Si la velocidad es la única diferencia apreciable y los nuevos Macs efectivamente siguen siendo Macs a pesar de llevar procesadores Intel, Apple e Intel habrán empezado la transición con buen pie.

Enlaces que pueden ser de especial interés estos días (por ahora en inglés):

Otro enlace intrigante: No XP on Intel Macs, but Vista is good to go.

Por cierto, me falta el portátil en el que supuestamente están trabajando ex empleados de Sony ahora empleados por Apple… ¿Qué tal algo tipo Sony Vaio corriendo Mac OS X?

Nacho: Parece que no es sólo a Wicho a quien no le gusta nada el nombre MacBook Pro (se traba un poco la lengua entre “Mac-” y “-ook” ¿no?) a juzgar por este artículo: It's unanimous. Bloggers hate 'MacBook Pro'. Puede ser peor si llegan a renombrar los iBook como MacBook Lite.

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