Por @Wicho — 17 de octubre de 2016

Birgitte Nyborg en Borgen

Borgen (Danmarks Radio 2010-2013) Graves errores de los líderes del Partido Liberal y del Partido Laborista pocos días antes de las elecciones generales en Dinamarca llevan a Birgitte Nyborg, líder del Partido Moderado, a la posición de ver factible formar gobierno a pesar de tener menos escaños que los otros dos grandes partidos.

Así, al frente de un gobierno formado por moderados, laboristas y verdes Birgitte se convierte en la primera mujer en ocupar el cargo de primer ministro del país.

Su objetivo al asumir el cargo es ser fiel a sus ideas y a las que defiende su partido y que su vida familiar se vea lo menos afectada posible por su puesto al frente del país; a tal efecto decide seguir viviendo en su casa familiar en lugar de en la residencia oficial del primer ministro.

Pero pronto comprueba que, como le dice su amigo y mentor Bent Sejrø, en Borgen –el nombre con el que se conoce al Palacio de Christiansborg, la sede del Parlamento danés, la oficina del primer ministro danés y el Tribunal Supremo danese– no hay amigos y que a veces la puñalada en la espalda viene de dónde uno menos se lo espera.

También comprueba que las cosas en casa se complican más de lo que le hubiera gustado; su posición como primera ministra exige sacrificios de su familia que tienen su coste.

Birgitte y Philip poniendo buena cara en casa

Con estas premisas la serie consta de tres temporadas que cuentan los avatares de la carrera política de Birgitte y de quienes la rodean, así como la forma en que esta afecta a su vida privada. De paso, en especial en las dos primeras temporadas, los guionistas aprovechan para repasar temas como las misiones de paz en países en guerra, los derechos de los trabajadores sexuales, la corrupción, la relación de los medios de comunicación con el poder, o los derechos humanos, por citar algunos ejemplos. La tercera temporada es un poco más culebrón, pero tampoco está mal y deja las cosas suficientemente cerradas.

En casa vimos la serie con bastante retraso, aunque vimos las tres temporadas seguidas en el verano de 2016 durante las negociaciones posteriores a las elecciones generales de junio, así que resultó todo un contraste ver a unos políticos haciendo política –por mucho que se trate de una serie de televisión– frente al comportamiento de la mayoría de los líderes políticos españoles.

La vimos además en compañía de un bachiller recién licenciado y a veces también con una recién licenciada de la ESO a quienes les interesaron mucho los dilemas morales que plantea la serie en muchos de sus capítulos.

En definitiva, una serie que engancha y que me parece muy recomendable.

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