Por @Alvy — 23 de octubre de 2018

{Ligerísimos spoilers, si acaso hechos históricos pueden considerarse «spoilers»}

Al igual que a directores como Chistopher Nolan (Inception, Batman) o Mark Rosenberg (Approaching the Unknow) a Damien Chazelle, creador de First Man le gusta usar el mínimo de efectos especiales generados por ordenador parece prefierir la vieja escuela: maquetas reales y otros elementos que dotan de cierto «realismo característico» a las escenas claves de sus películas.

En este pequeño vídeo se muestran algunos de estos efectos visuales, incluyendo la construcción detallada de las cápsulas, del paisaje lunar y el Módulo Lunar y los paneles de control de las naves y aeronaves. Por no hablar del impresionante modelo a escala 1:125 del Saturno V o las cápsulas que subidas a simuladores hidráulicos se graban con una gigantesca proyección de la Tierra a sus espaldas para dotarlas de movimientos y sensaciones más realistas. Tras haber visto la película yo hubiera jurado que muchas eran «naves de ordenador muy, muy bien hechas» pero claramente no lo eran – aunque luego lógicamente tengan una capita de coloreado, luces, humo o similares.

Naturalmente algunos efectos son casi imposibles de recrear sin ayuda de ordenadores, pero el esfuerzo está ahí: las escenas en «gravedad cero» o en baja gravedad en la luna se recrearon con los clásicos «cables invisibles» que sujetan a los actores como si fueran marionetas – borrándose posteriormente en postproducción.

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En el haber de Chazelle hay que añadir varios detalles importantes desde el punto de vista de la precisión científica tal y como comentan en la IMDB, a saber: la escotilla del Apolo 1 implota y no explota; en las escenas en el exterior del espacio no hay sonido; no hay nubes en altitudes altas; la Tierra y la Luna están iluminadas en el mismo ángulo por el Sol; y finalmente los astronautas no llevan luces dentro del casco, algo que como decía Carolina Jimenez en una conferencia, «cegaría totalmente a los astronautas; si se ponen ese sólo y únicamente para que podamos verles las caras, que para eso les pagan».

Y añadiría otro gran detalle: en las tomas lunares no se ven las estrellas en el espacio, igual que sucede en las fotografías y tal y como comprobaron –para su sorpresa– los astronautas que viajaron allí. La razón es simplemente que la superficie lunar es demasiado brillante en comparación con la negrura del espacio, lo que no da tiempo a los ojos a «adaptarse a la oscuridad» para que puedan verlas, cosa que en la Tierra sí podemos hacer.

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