Michael Tucker preparó la estabilización de las imágenes de algunas de las escenas de 2001: Una odisea del espacio para entender mejor «cómo se rodaron». ¿Cómo consiguió Kubrick este efecto en 1968, sin ordenadores, retoques y todas esas cosas que hay hoy en día?
El truco es una genialidad de los efectos visuales –que se ha usado múltiples veces desde entonces– tan simple como efectista: la cámara gira junto con el pasillo que está construido sobre una especie de armazón circular desplazándose a una velocidad estable. De ese modo, si se consigue mantener perfectamente estable, lo que parece girar es «el sentido de la gravedad», que no el propio pasillo. De ese modo los astronautas no tienen nada más que permanecer de pie y bajar hacia «abajo» aunque el efecto final parecerá que está dando vueltas.
Ni éste ni el escenario circular que el astronauta Bowman recorre haciendo deporte resultaron unos efectos visuales baratos. Tal y como cuentan en Universo de ciencia ficción:
Buena parte de la atención que en su momento despertaron los efectos de 2001 se debió a la «centrifugadora», una rueda construida por Vickers Engineering y que costó nada menos que 750.000 dólares. Con las dimensiones de una casa, de seis metros de anchura y con un peso de 30 toneladas, estaba diseñada para girar a una velocidad de 5 km/h. Ello permitía crear una sensación de gravedad «artificial» cuando el actor Lockwood corría por el interior como si fuera un hámster mientras la cámara y su operador rotaban alrededor de él. No era una técnica completamente nueva –Fred Astaire había bailado por las paredes y los techos en “Bodas Reales” (1951) utilizando el mismo sistema- pero la ambientación en el espacio exterior le dio al efecto un aspecto mucho más convincente.
Eran otros tiempos, pero en muchas películas y videoclips actuales todavía se utiliza este mismo truco o alguna variante (el más reciente, el de OK Go) para conseguir un efecto similar.