Por @Wicho — 28 de noviembre de 2021

En un futuro remoto, tan remoto que la memoria Tierra no es más que una leyenda, la humanidad se ha expandido por la Vía Láctea en un Imperio Galáctico que abarca millones de mundos. En ese contexto el matemático Hari Seldon desarrolla la psicohistoria, una herramienta que le permite predecir el comportamiento futuro de grandes masas de población. Con ella determina que el Imperio va a caer sí o sí. Y con ella desarrolla un plan que tiene como objetivo conseguir que el periodo de oscuridad posterior a la caída del imperio vaya a durar 1.000 años frente a los 10.000 que durará de no haber ningún tipo de intervención.

La serie Fundación en Apple TV+ intenta adaptar esta historia. He terminado de ver la primera temporada un poco porque no me gusta dejar series a medias y un poco por cabezonería ver hacia dónde llevaban la trama. Porque si bien es cierto que la obra de Asimov tiene fama de ser complicada de adaptar en este caso no han tenido demasiados problemas porque esta Fundación no es Fundación. Es Asimov con cosas, como dijo Manuel Herrador. Fundación con demasiadas cosas como para que sea reconocible como tal.

Ojo que no tengo ningún problema con cosas como los cambios de género de algunos personajes, más bien todo lo contrario. Pero –y eso que hace años que leí la trilogía original y alguna de las novelas asociadas– los cambios que hacen con sus líneas argumentales y personalidades no sé muy bien a dónde están llevando ni a qué vienen. La relación de Salvor Hardin y Gaal Dornick, por ejemplo, me la tienen que justificar muy bien en futuras temporadas para ver si entiendo qué pinta. O lo de los emperadores Cleón clonados eternamente y por triplicado. O la explicación absolutamente chorras al conflicto entre los anacreontes y los thespin que además nadie parece conocer hasta que viene muy a mano para dar un giro a la historia.

Y aquí viene mi segundo mayor problema con esta adaptación: podía haber aceptado que Fundación en AppleTV+ se parece como una castaña a un huevo si la serie fuera entretenida y coherente y haberla disfrutado igual; me gusta Asimov pero tampoco hasta el fanatismo. Sin embargo hay agujeros e inconsistencias en el guión que se meten demasiado con mi suspensión de la incredulidad. O incluso contra la lógica. Como por ejemplo –ojo, pequeño spoiler– cuando los anacreontes van a Términus a buscar personas para la tripulación de una nave y entran a tiros en el pueblo sin saber quien es quién. «Vaya, le hemos pegado un tiro en la cabeza a la navegante que necesitábamos». Eso sí, la producción es excelente. Se nota que hay pasta.

¿Verá la segunda temporada? Seguramente. Pero con muchas dudas de que se vaya a parecer más a la Fundación que yo recuerdo.

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