Halt and Catch Fire, conocida por el nemónico HCF, fue en origen una instrucción ficticia en código máquina que se decía estaba siendo desarrollada por IBM para su uso en sus computadoras System/360 (…) se refiere a una instrucción en código máquina no documentada con efectos secundarios poco habituales (…) Dice la historia que para poder hacer más rápidas las memorias los ingenieros aumentaban las corrientes de lectura/escritura en los delgadísimos alambres que atravesaban los núcleos. Esto funcionaba sin problemas cuando se ejecutaban programas normales, ya que los accesos a memoria se distribuían por toda ella. Sin embargo, la instrucción HALT estaba implementada como un «salto al mismo sitio» lo que significaba que se accedía de forma repetida a la misma posición de memoria y que los finísimos alambres se calentaban tanto que empezaban a echar humo (de ahí «Halt and Catch Fire»). La expresión catch fire (prenderse fuego) es estrictamente metafórica. – Wikipedia
Tenía pendiente echar un vistazo a Halt and Catch Fire [AMC] y la sorpresa ha sido más que agradable: una serie cuya primera temporada ha conseguido lo más difícil: hacer que un guión altamente geek, de una historia excesivamente técnica, se combine con elementos normales y corrientes (historias de amor, pasión y el mundo de los negocios) con el inicio de la era de los PC de fondo. Y que funcione a la perfección.
La acción sitúa a los protagonistas, un ejecutivo marketroide, una geek alfa y un ingeniero de hardware brillante a mediados de los 80, cuando los IBM PC rulaban la Tierra y la más popular alternativa era crear clónicos. Algo que los protagonistas se plantean desde el inicio, haciendo ingeniería inversa de la BIOS de IBM y desarrollando un equipo más barato, más «ligero» y con un mejor diseño que la máquina del Gigante Azul.
A pesar de estar llena de tecnicismos casi todo se ve bastante preciso y correctamente ambientado; en ocasiones es como ver la escena de Apolo 13 en la que les dicen a los ingenieros: «Esto son todos los materiales que tenemos en la cápsula; a ver cómo resolvéis el problema». Los perfiles humanos de los ingenieros de hardware, de los programadores ultra-geeks y de los «hombres de negocio» están clavados, al menos con lo que se estilaba en los años 80. Hay partidas definitivas de Adventure, los protagonistas van al COMDEX de Las Vegas y cuando han de plantearse diseñar una placa llena de chips en un espacio imposible encuentran soluciones realmente ingeniosas – como las que dieron lugar a los equipos que existían en aquella época.
Cualquiera que haya vivido la informática de la era de los primeros ordenadores personales y los movimientos de la industria puede disfrutar sin miedo e incluso con añoranza los diez episodios de la primera temporada (la segunda acaba de empezar a emitirse). Y los más jóvenes pueden ver cómo era el trabajo de los dinosaurios de la época, donde se leían los bits con osciloscopio, se guardaban las copias de seguridad en papel y el lenguaje grabado a fuego en las máquinas era el BASIC.