Por @Wicho — 7 de octubre de 2013

Tuneando el Hubble
Tuneando el Hubble

Ojo, esta anotación contiene un montón de spoilers, así que no sigas leyendo si no has visto la película a menos que no te importe que te la destripen.

Como habrás visto por el tráiler la especialista de la misión Ryan Stone (Sandra Bullock) y Matt Kowalski (George Clooney) están trabajando en el telescopio espacial Hubble cuando se lía parda y el transbordador espacial en el que habían viajado hasta él resulta alcanzado por una nube de basura espacial.

Esto hace que ambos queden aislados del transbordador y flotando en el espacio, aunque afortunadamente Kowalski lleva una mochila propulsora que le permite ir a por Stone y luego dirigirse al Explorer tras recoger el cadáver del tercer astronauta que estaba participando en el paseo espacial.

Sólo que al llegar a ella descubren que el Explorer ha resultado gravemente dañado y sus otros dos tripulantes muertos –sus cadáveres por supuesto aparecen por sorpresa para dar el consabido susto– con lo que sólo les queda el remedio de dirigirse a la Estación Espacial Internacional usando la mochila propulsora de Kowalski.

Claro que al llegar allí se vuelve a liar parda la cosa y, como es de rigor en una película en la que un grupo queda aislado, uno de ellos ha de sacrificarse por el otro, con lo que a partir de ese momento la película se convierte, como decía @carolizandra en «Sandra y una serie de catastróficas desdichas» mientras Stone intenta volver a Tierra.

El problema para mi, como espaciotrastornado profundo y confeso, es que desde el minuto cero de la película no me creí nada.

Puedo aceptar que con algunas cosas hay que ser «creativo para contar la historia, como por ejemplo que colocarlan al Hubble y a la Estación Espacial Internacional en la misma o casi la misma órbita, pero…

¿Qué hace una médico trasteando con la electrónica del Hubble? ¿Por qué tiene que ser médico el personaje de la Bullock? ¿No podía ser un ingeniero electrónico o informático brillante y punto? ¡Si hasta se permite decirle a los ingenieros de Houston algo así como que «ya les dije que no iba a funcionar»!

¿Qué hace Kowalski, por muy comandante de la misión que sea, haciendo acrobacias alrededor del Hubble y del Explorer con el EMU?

¿Cómo se les ocurre a los rusos destruir el satélite que causa toda la cascada de problemas cuando hay una tripulación realizando un paseo espacial? ¿No podían haber esperado a otro día o a que el satélite estuviera en otro sitio de su órbita menos problemático y que tampoco pusiera en peligro al mismo tiempo a la EEI?

Aún suponiendo que algo hubiera salido mal con la destrucción del satélite inutilizado, ¿cómo es posible que los restos de este afecten también, aún aceptando un efecto cascada, a los satélites de comunicaciones que están en órbita geoestacionaria a 36.000 kilómetros de altura?

Cuando desde Houston comprueban que al Explorer se le viene encima la nube de basura espacial, ¿por qué no activan los motores de maniobra para alejarse? Stone y Shariff están sujetos mediante correas al transbordador, y Kowalski puede seguirlos con su mochila cohete?

¿Cómo es posible que Kowalski, después de que el brazo robot del Explorer haya soltado al Hubble, lo aparte a mano? En caída libre no tendrá peso, pero conserva su masa y su inercia, así que es absolutamente imposible que un astronauta pueda darle un empujón con una mano y que eso se note.

Aceptado, como decía, el hecho de que el Hubble y la EEI estuvieran en la misma órbita o en una tan parecida que permita a Kowalski y Stone llegar a ella con la mochila cohete del primero, tengo que creerme que de alguna forma seis astronautas han vuelto a Tierra en una Soyuz con capacidad para tres.

Y es que queda otra acoplada a la Estación que será la que Kowalski diga que pueden usar para intentar llegar a la estación espacial China para utilizar una Shenzhou ya que la Soyuz que queda en la EEI tiene el paracaídas desplegado y no sirve ya para la reentrada según dice Kowalski. Que habría que ver, por cierto, cómo se desplegó ese paracaídas en el espacio. Y cómo sabe Kowalski que aún hay una Shenzhou atracada a la Tiangong.

La Tiangong, por cierto, también está en la misma órbita que el Hubble y la EEI, se ve que de nuevo por exigencias del guión; también por exigencias del guión no se parece en nada a la Tiangong real, pero eso también me da igual.

Llegando Stone y Kowalski a la Estación se vuelve a liar parda porque a la mochila apenas le queda combustible –ay, si Kowalski no hubiera estado haciendo el tontaco con ella– y no pueden maniobrar, así que con un impulso final los dos se lanzan hacia la Estación, con la que chocan violentamente, aunque es como si sus trajes fueran armaduras de combate de Halo o algo parecido pues no sufren ni un desgarrón.

Enganchados por una pierna
Enganchados por una pierna

Dando tumbos casi se pasan de largo hasta que una pierna de Stone queda enganchada en las correas del paracaídas de la Soyuz deteniéndolos. En ese momento, cuando parece que lo único que tendría que hacer Stone era llevarlos de vuelta a la Estación usando la correa en la que está enganchada, Kowalski decide que tiene que soltarse de Stone para que no acaben escapándose al espacio sin ninguna esperanza.

Y cuando lo hace alguna misteriosa fuerza se lo lleva a pesar de que en realidad parece que ya estaban parados, aunque por supuesto aún conserva los ánimos suficientes como para darle instrucciones a Stone de lo que tiene que hacer.

Una vez dentro de la Estación Stone intenta ponerse en contacto con Kowalski o con el control de la misión, aunque le resulta imposible, y además se ve obligada a salir por piernas a causa de un incendio a bordo que en cuestión de segundos se vuelve incontrolable, así que se mete corriendo en la Soyuz y se las apaña para desacoplarla rápidamente de la Estación.

Aunque no se sabe muy bien por qué la especialista de la misión Stone estaba entrenada en el uso de las Soyuz cuando su misión se desarrollaba a cabo en un transbordador espacial, la verdad sea dicha.

Claro que se encuentra con el problema de que el paracaídas misteriosamente desplegado –misteriosamente porque el paracaídas no tiene un mecanismo pirotécnico de despliegue sino que tira de él otro paracaídas guía– está enredado con la estructura de la Estación y no le permite alejarse.

Así que en menos de siete minutos, que son los que le quedan hasta que la nube de restos vuelva a pasar por donde están ella y la Estación, se las apaña para ponerse un misterioso traje espacial ruso –misterioso porque los trajes que van a bordo de las Soyuz no sirven para realizar paseos espaciales– y sale con él a desatornillar el paracaídas, pues en un golpe de suerte –no todo iban a ser desgracias– resulta que a bordo también había la herramienta necesaria para desatornillarlo.

Allá va la EEI
Allá va la EEI

Aunque no os penséis que se acaban ahí sus problemas, pues en cuanto consigue alejarse de la Estación –y qué penita da ver como esta resulta destrozada– descubre que la Soyuz no tiene combustible, así que no podrá acercarse a la Tiangong.

Pero cuando ya lo da todo por perdido tiene un momento de iluminación –aunque más bien es un momento de alucinación– y se da cuenta de que puede usar los motores de frenado de la Soyuz, esos que se activan a tres metros del suelo, para dirigirla a la Tiangong.

El problema es que esos motores están tapados por el escudo térmico de la Soyuz, así que difícilmente podría usarlos en el espacio.

De todos modos nuestra heroína hackea valientemente los sistemas de la Soyuz y se las apaña para separar los tres elementos de esta y disparar los motores en cuestión. Hay que tener en cuenta que aquí también tuvo la suerte de cara pues la Soyuz quedó apuntando más o menos hacia la Tiangong y no hacia cualquier otro sitio.

Llegando allí, como no puede atracar con ella, salta al espacio y, ayudándose con un extintor que llevaba consigo cuando intentó apagar el incendio de la EEI, consigue dirigirse a la Tiangong. Y eso que era la primera vez, que se sepa, que intentaba algo parecido.

De nuevo toma contacto con esta a lo bruto sin que el traje sufra daño alguno, tras lo que se mete rápidamente en la Shenzhou justo cuando la Tiangong comienza a reentrar en la atmósfera.

Y vale que las Shenzhou están basadas en el diseño de las Soyuz, pero no son iguales, así que empieza a darle a botones literalmente al pito-pito-gorgorito hasta que consigue desacoplarla y activar la secuencia de reentrada, algo de lo que nos damos cuenta cuando en una pantalla escrita en chino aparece de repente una cuenta atrás en números arábigos.

Tras una reentrada brutal cae suavemente en un lago y con la cápsula llena de humo hace saltar la escotilla para salir, aunque la cápsula comienza a inundarse rápidamente y Stone no puede salir hasta que esta no está en el fondo del lago, afortunadamente no muy profundo.

Claro que al salir de esta su traje espacial, lleno de agua, le impide nadar hacia la superficie, por lo que procede a quitárselo en segundos, hecha polvo como está y todo, y nadar hacia la superficie y luego hacia la orilla.

Fin. Y menos mal.

Mi problema con esta película, como decía, es que aunque está muy bien hecha técnicamente y las recreaciones de los interiores de las naves están fenomenales, no me he creído nada de la historia.

No conseguí desconectar mi filtro de espaciotrastornado y lo cierto es que no la disfruté, aunque supongo que a alguien con un grado menor de aespaciotrastorno sí puede gustarle.

Como decía @pjorge, la película está muy bien hasta que Stone entra en la Estación Espacial Internacional, pero a partir de ahí se vuelve una película espectacular pero muy cobarde.

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