Por @Alvy — 9 de Julio de 2015
Devon Avery dirige este cortometraje en el que como en la famosa escena del bar de Atrapado en el tiempo (o más recientemente, Al filo del mañana) alguien trata de conquistar a alguien, aprovechándose de reintentos e reintentos, tantos que se pierde la cuenta. Pero esta vez hay un factor científico sorpresa que no hay que perderse. Sencillamente genial.