Por @Wicho — 10 de mayo de 2021

Al principio de NOS4A2 (disponible en Prime Video) conocemos a Victoria «Vic» McQueen, quien está en el último curso de instituto cuando descubre que tiene poderes sobrenaturales. En concreto es capaz de viajar montada en su moto a través de un puente que construye su imaginación para estar en el lugar en el que necesita estar en cada momento que lo usa. Gracias a él da con Maggie, otra persona con poderes, que en su caso se manifiestan mediante una bolsa llena de piezas de Scrabble que responden a sus preguntas.

Maggie le revela a Vic que lleva años detrás de Charlie Manx, un ser que también tiene poderes sobrenaturales que ha conseguido la inmortalidad –o algo parecido– alimentándose de las almas de niñas y niños que se lleva a Christmasland. Es un lugar dentro de su mente en el que siempre es Navidad y en el que está prohibido por ley no ser feliz. Pero quienes viven en Christmasland distan de ser felices en el sentido que cualquier persona normal entendería como ser feliz. Maggie le explica también a Vic que su misión, como la chica que encuentra cosas perdidas, es localizar a los niños perdidos y acabar con Manx usando su moto y su puente.

Pero Manx detecta el despertar de los poderes de Vic, así que, viajando en su Rols Royce Wraith de 1938, un vehículo en el que se manifiestan parte de sus poderes, visita Haverhill, el pueblo donde ella vive, para ver a qué tipo de enemigo se enfrenta. La matrícula del Wraith, NOS4A2, se lee en inglés de forma muy parecida a Nosferatu. Y ya nada volverá a ser lo mismo en la vida de Vic y sus amigos y familia.

Vic, su moto, y su puente
Vic, su moto, y su puente

No sigo lo suficiente el género como para saber si la serie, que está basada en el libro del mismo título, es especialmente original, aunque en el fondo, como muchas otras historias de éste y otros géneros es la vieja lucha entre el bien y el mal. Sólo que aquí el mal es un mal absoluto –a Manx no hay por dónde cogerlo aunque algunas escenas explican de dónde viene– mientras que Vic y Maggie distan mucho de ser el bien absoluto, como es de rigor en los últimos años.

Mi problema es que, después de unos primeros capítulos en los que Vic está lógicamente descolocada, todo el resto de la serie consiste básicamente en planes sólo medio pensados y peor ejecutados para acabar con Manx. Esto es especialmente cantoso como en la segunda temporada, en la que Vic ya podría haber aprendido un poquitín más acerca de contra qué y quién se enfrenta. Y hay como demasiados capítulos que dan vueltas sobre sí mmismos y se parecen demasiado a otros. Al final, de hecho, casi deseas que Manx y el Wraith se salgan con la suya. También tuve problemas para aceptar cómo reacciona el FBI ante hechos como que un cadáver al que le están haciendo la autopsia de repente se vaya de paseo; puedo creerme toda la parte fantástica del asunto, pero necesito que las partes terrenales tengan un mínimo de credibilidad.

En fin, que me he visto las dos temporadas –la serie ya ha sido cancelada– y no me arrepiento. Pero desde luego para mí no ha sido la serie de mi vida. Ni de esta década. Ni siquiera de este año.

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