Dicen que Tomorrowland es una castaña, pero si la ves con el espíritu relajado, la mente en modo juvenil y ganas simplemente de pasar un rato entretenido me parece que pasa del aprobado. Tiene acción, efectos especiales y una historia con algo más que rascar que una simple narración lineal. Los actores están razonablemente bien –especialmente los niños– aunque George Clooney no tiene mucho que contar y Hugh Laurie haciendo de «hombre misterioso» son casi secundarios.
Parte del atractivo puede ser que la película está rodada en sitios conocidos: está la torre Eiffel, Disneyland París y la propia Tomorrowland es una versión supervitaminada de La Ciudad de las Artes y de las Ciencias de Calatrava en Valencia: el rodaje de exteriores se hizo en parte allí y aunque todos los fondos y la vertiginosa «altura» fueron añadidos digitalmente bien serviría para imaginar cómo podrían ser esas construcciones dentro de unos cuantos siglos. (Todos los efectos visuales son de «diez».)
La película está llena además de homenajes a la ciencia y la ciencia-ficción de todas las épocas: tiene por un lado la estética futurista blanca y límpida de cualquier Star Trek; por otro el steampunk que homenajea a Edison, Eiffel, Verne y Tesla. Si además quieres un poco de «historia educativa de fondo» hace un intento de concienciación sobre todos los problemas actuales del mundo: desde el cambio climático a la hambruna y el agotamiento de los recursos. Para un rato de película juvenil creo que es más que suficiente. Digan lo que digan, a mi me pareció razonablemente entretenida.
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