Este cubo de Rubik de 33×33×33 es tan grande como titánicamente cafre: fabricado con 6.153 pequeñas piezas su precio es de unos 15.000 euros, pero no basta con soltar la pasta: encima hay que esperar 3 meses a que lo impriman en 3D (25 horas) y te lo monten (200 horas). Lo venden en Oliver Stickers.
El colmo es que sus caras ni siquiera parecen girar muy bien y hay que manejarlo con un refajo para que no se rompa. Además dicen que el pestazo que sueltan los productos químicos que hay que usar tira para atrás y que después de manejarlo un poco acabas con las manos negras. ¡Todo por la causa rompecabecística!
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