El ecoRobotix es un robot labriego cuya misión en la vida es quitar las malas hierbas del campo. Equipado con sensores y GPS recorre los terrenos movido por un pequeño motor e identificando con su cámara las malas hierbas para arrancarlas de cuajo, pero con cariño, gracias a unos brazos mecánicos estilo Eduardo Manostijeras, como los de aquella máquina transplantadora.
Este entrañable hortelano mecánico tiene una autonomía de 12 horas y cuenta con un panel de energía solar para recargar las baterías (de ahí que no necesite la gorra de Caja Rural, que es lo único que le falta). El resultado dicen que es bastante ecológico: se necesita 20 veces menos herbicidas dado que tras el paso del robot el campo queda más limpio; además en los lugares precisos tan solo inyecta microdosis de herbicida, no un chorrazo sin ton ni son.
Para controlar al ecoRobotix el agricultor utiliza una app en su teléfono móvil, lo que permite configurarlo y darle órdenes. Aunque no es precisamente ligero (pesa 130 kg y es bastante grande) se puede mover de un sitio a otro con ayuda de un tractor pequeño – luego se le deja por ahí y ya se pasa el día dale que te pego.
Como bonus el ecoRobotix además de práctico resulta altamente entrañable. A mi es que este tipo de ingenios mecánicos rurales me recuerdan siempre a los simpáticos Duey, Huey y Luie de Naves misteriosas.
(Vía The Awesomer.)