En este simpático vídeo se puede ver cómo uno de los redactores de BuzzFeed se enfrenta a un robot repartidor de DoorDash para robarle la comida en plena calle. El robot parece ser el modelo de Starship Technologies de seis ruedas, pequeño y robusto. Pero no resiste muy bien los embistes de un humano empeñado en robar su carga. Al segundo intento hace crack.
En el vídeo el protagonista y la empresa de transporte explican algunas cosas más:
- Es increíble la cantidad de gente que se pone a pasear y seguir a este tipo de robots en sus trayecto, simplemente por curiosidad.
- Si intentas llevarte un robot de estos a la fuerza –por ejemplo levantándolo– suena una sirena a modo de alarma. (También tienen cámaras que graban.)
- La empresa dice que en unas 20.000 millas de prueba que han recorrido en pruebas no han tenido si un solo incidente en cuanto a robos o vandalismos.
- El robot lleva un localizador GPS incorporado, de modo si alguien «se lo lleva a la fuerza» es fácil localizarlo. (También es fácil anular esa señal, todo sea dicho.)
- Los repartidores humanos «los miran mal» cuando los ven usurpando sus trabajos. Un poderoso sentimiento.
Aunque el primer intento de robo a la fuerza resulta infructuoso (incluso levantándolo a lo bestia) a segundo y usando la fuerza además de la maña la portezuela del robot queda expuesta y la caja de comida queda expuesta. Como además el robot está obligado a detenerse cuando hay una persona delante –para no atropellarla– esto pone más fácil el asunto con sólo cerrarle el paso. Y si fuera entre varias personas, probablemente más fácil todavía.
El hecho de que los viandantes los sigan evita parte de los vandalismos, aunque habría que ver en «condiciones reales» y en según qué barrios que sucedería realmente. También las bicis y motos tienen localizadores y alarmas y en muchos sitios desaparecen como por arte de magia. Y del odio rencoroso típicamente humano mejor ni hablar.
Robots de este estilo hay cada vez más: robots repartidores, coches telepizzeros y hasta drones de transporte que forman una gigantesca red. Habrá que ver con el tiempo cómo es esta peculiar reacción entre máquinas y humanos.
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