Bajo el curioso nombre de Telexistencia y teleoperación de robots humanoides que caminan se ha publicado un trabajo que utiliza al pequeño y un poco inquietante robot iCub italiano –ese que mantenía el equilibrio por sí mismo, como Asimo– para mostar cómo se puede operarar a distantancia con él. El montaje incluye una cinta andadora, gafas VR… y un robot bastante autónomo. Lo último de lo último, vamos.
El resultado es bastante curioso: un vídeo en el que se puede ver más o menos lo mismo que ve el operador: las imágenes en estereo y comprobar cómo sus movimientos al andar se corresponden con los de iCub – más bien nada en cuanto a que los pasos no coinciden, aunque sí los giros y las intenciones. Básicamente cada cuatro pasos del humano equivalen a uno del iCub; la velocidad no tiene nada que ver.
El estudio pretende simplemente describir cómo son el entorno y arquitectura generales para construir un sistema robótico de este tipo – no algo práctico para «hacer algo», evidentemente. El hecho es que el montaje funciona – aunque con sus limitaciones. Por ejemplo, resulta un poco raro (ver 00:30) que el iCub tenga un tembleque constante, como si estuviera mal calibrado o los sensores de posición y movimiento estuvieran ajustándose a cada instasnte. Nada que ver con un humano, pero bueno, poco a poco se va avanzando.
De todo lo visto me quedo con el concepto de telexistencia como sinónimo de que esto mismo en vez de en la habitación del al lado podría estar haciéndose a cientos de km de distancia – o quizá en otro planeta, aunque ahí empezaríamos a tener problemas con el lag de las comunicaciones.
(Vía Hack-a-Day.)