Por @Wicho — 28 de marzo de 2009

No le había prestado demasiada atención a la historia del cracker detenido ayer en Jerez de la Frontera más allá del detalle curioso de que por lo visto se dedicaba especialmente a fisgonear e las vidas digitales de personas famosas y a tocarles un poco las narices.

Pero según cuenta Antonio Manfredi en El cracker detenido, donde la realidad supera la ficción, el caso es realmente de película.

Para empezar, aunque al final J.M.N. terminó siendo detenido a causa de una denuncia del Ayuntamiento de Minas de Riotinto en la que se decía que una persona podía haber vulnerado varias cuentas de correo electrónico, oficiales y particulares, pertenecientes a la corporación, en realidad hay al menos 42 diligencias judiciales abiertas contra él.

En un caso, una periodista vio como este individuo se hacía no sólo con los datos referentes a ella sino también con los de su hijo, un menor; en otro caso, por lo visto se habría hecho pasar por un alto cargo del PSOE y enviado correos electrónicos en su nombre que habrían estado a punto de provocar un incidente diplomático.

Y es que al parecer el cracker tenía unas completísimas fichas de cada una de sus víctimas y dedicaba tiempo y tiempo a jugar con sus vidas, más que a obtener ningún tipo de beneficio económico. Prefería darles de baja en los servicios que tuvieran contratados para sus domicilios o darles de alta en otros y cosas así.

No está claro, de todos modos, que tuviera una gran habilidad técnica, sino que más bien parece que se trata de un verdadero profesional de la ingeniería social.

Pero con todo, lo más peculiar del caso es que por lo visto esta persona padece un serio trastorno de la personalidad que hizo que el segundo día de interrogatorios su segunda personalidad comenzara a repetir palabra por palabra las cinco horas de interrogatorio del día anterior, dejando a los agentes que lo interrogaban totalmente descolocados.

Me pregunto cuanto tardarán en llamarle desde Hollywood para comprarle los derechos de su historia.

(Vía el seguimiento de Antonio Delgado al otro Antonio.)

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