En 20 things we don’t do anymore because of technology (Fox News) se enumeran las veinte cosas que desde hace años hemos dejado de hacer –aunque haya quien todavía las haga– gracias a la tecnología.
Mi definición favorita del concepto tecnología es «todos aquellos inventos que no existían cuando naciste», de modo que este tipo de listas se ve afectado por la edad de cada cual – parece hecha para gente de entre 30 y 50 años.
La lista incluye cosas tan cotidianas como memorizar números de teléfono (las agendas de contactos y redes sociales, pero también los fáciles traslados de líneas de una compañía a otra lo han hecho obsoleto), usar las páginas amarillas de papel (¡papel!), poner un cartel en el coche que vendes (mejor ir a cualquier web especializada) y poseer colecciones de CDs o de álbumes fotográficos – es algo que ya se considera vintage.
Algunas son habilidades perdidas, aunque en versión «exagerada»: leer los relojes de manecillas o hacer cálculos mentales (aunque casi todo el mundo sepa hacerlos). Muchas tienen que ver con la televisión o los cines, como llamar para consultar el horario; una tarea casi imposible hoy en día es grabar los programas de la televisión en cinta, verlos en directo (demasiada publicidad y tiempo perdido) o preparar cintas de música con canciones seleccionadas. Las mixtapes se han convertido en la señal de amor definitiva, a día de hoy.
Muchas más tienen que ver con el papel: recortar noticias del periódico, escribir cartas a mano o consultar el diccionario. También están usar las cabinas telefónicas de la calle (si encuentras alguna: es una especie en extinción). Otras son de los negocios: usar agentes de viajes (casi parece un robo contratar sus servicios para hacer lo mismo que puedes hacer desde casa) o usar cheques de papel. De hecho el otro día me dieron un cheque de papel y recordé que la última vez que fui al banco con uno fue hace más de una década.
En cambio hay cosas que la tecnología no ha resuelto de forma definitiva, y ya va siendo hora: tareas ingratas como lavar los platos, planchar la ropa o limpiar la casa; no perder tiempo en los atascos de tráfico, evitar completamente las llamadas telefónicas de telemárketing y el correo basura del buzón o llevar siempre encima un montón de pequeños trozos de metal, esa tecnología ancestral llamada «las ***** llaves». En fin, sólo queda suponer aquello de que todo llegará.
Relacionado: