Por @Alvy — 7 de junio de 2017

Cabina telefónica (CC) Alvy

En 20 things we don’t do anymore because of technology (Fox News) se enumeran las veinte cosas que desde hace años hemos dejado de hacer –aunque haya quien todavía las haga– gracias a la tecnología.

Mi definición favorita del concepto tecnología es «todos aquellos inventos que no existían cuando naciste», de modo que este tipo de listas se ve afectado por la edad de cada cual – parece hecha para gente de entre 30 y 50 años.

La lista incluye cosas tan cotidianas como memorizar números de teléfono (las agendas de contactos y redes sociales, pero también los fáciles traslados de líneas de una compañía a otra lo han hecho obsoleto), usar las páginas amarillas de papel (¡papel!), poner un cartel en el coche que vendes (mejor ir a cualquier web especializada) y poseer colecciones de CDs o de álbumes fotográficos – es algo que ya se considera vintage.

Algunas son habilidades perdidas, aunque en versión «exagerada»: leer los relojes de manecillas o hacer cálculos mentales (aunque casi todo el mundo sepa hacerlos). Muchas tienen que ver con la televisión o los cines, como llamar para consultar el horario; una tarea casi imposible hoy en día es grabar los programas de la televisión en cinta, verlos en directo (demasiada publicidad y tiempo perdido) o preparar cintas de música con canciones seleccionadas. Las mixtapes se han convertido en la señal de amor definitiva, a día de hoy.

Muchas más tienen que ver con el papel: recortar noticias del periódico, escribir cartas a mano o consultar el diccionario. También están usar las cabinas telefónicas de la calle (si encuentras alguna: es una especie en extinción). Otras son de los negocios: usar agentes de viajes (casi parece un robo contratar sus servicios para hacer lo mismo que puedes hacer desde casa) o usar cheques de papel. De hecho el otro día me dieron un cheque de papel y recordé que la última vez que fui al banco con uno fue hace más de una década.

En cambio hay cosas que la tecnología no ha resuelto de forma definitiva, y ya va siendo hora: tareas ingratas como lavar los platos, planchar la ropa o limpiar la casa; no perder tiempo en los atascos de tráfico, evitar completamente las llamadas telefónicas de telemárketing y el correo basura del buzón o llevar siempre encima un montón de pequeños trozos de metal, esa tecnología ancestral llamada «las ***** llaves». En fin, sólo queda suponer aquello de que todo llegará.

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