Por Nacho Palou — 17 de abril de 2009

El top 10 de las formas de matar un coche incluye hacer cosas como (traduzco y adapto libremente),

  1. No respetar el plan de revisiones, en especial los cambios de aceite, que es un elemento vital para el correcto funcionamiento del motor.
  2. No llevar correctas las presiones de los neumáticos.
  3. No refrigerar el turbo (esto suele ser momento de chufla de los compañeros de viaje, ya que supone esperar con el motor al ralentí uno o dos minutos antes de quitar el contacto –¡espero que lo estéis leyendo!).

    Es especialmente importante en situaciones como parar en una gasolinera después de circular a velocidad de crucero por una autopista –en esa situación el turbo habrá estado girando un buen rato a miles de revoluciones por minuto y estar a cientos de grados.

  4. Conducir rápido o brusco con el motor aún frío.
  5. Realizar trayectos demasiado cortos, en los que el motor no alcanza la temperatura de servicio.
  6. Revolucionar mucho el motor. Mejor que la aguja del cuentavueltas nunca llegue (salvo necesidad) siquiera cerca de la zona roja.
  7. Poner la mano sobre la palanca de cambios, ya que se transmite presión y vibraciones (amplificadas por el efecto palanca) directamente a la caja de cambios.
  8. Dejar el pie en el embrague o mantenerlo pisado de forma continua (por ejemplo en un semáforo), acorta la vida útil del cable y del plato.
  9. No llevar la marcha adecuada. Si es demasiado corta el motor irá revolucionado (mal); si es demasiado larga ejercerá presión sobre el motor a lo largo del cigüeñal (peor).
  10. No lavar el coche, la suciedad acumulada daña la pintura y acelera la corrosión.

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