En este vídeo Adam Savage, nuestro cazador de mitos favorito, prueba en primera persona el Pillbot, un «endoscopio en forma de cápsula, motorizado e inalámbrico». En otras palabras: es un robot-cámara-cápsula experimental que por su tamaño es tragable (pesa 3 gramos), y que puede emitir imágenes que capta con una minicámara y además se puede «pilotar» con un joystick, porque tiene tres motores. ¡Diversión asegurada en el interior de tus tripas! Lo divertido del asunto empieza en el vídeo a partir de 17:00 (18:30 para los ansiavivas).
El pillbot emite sus señales mediante radio de baja frecuencia, que es menos propensa a las interferencias, aunque se va ajustando automáticamente para que no se pierda la señal. El resultado son unos 8 fotogramas por segundo en color, resolución razonablemente buena. El robot tiene una batería que permite usarlo entre 30 y 45 minutos, aunque eso depende de cuánto tiempo se enciendan los motores, la cámara (y su luz). La verdad, es verlo y rememorar Viaje alucinante, la antigua película de ciencia-ficción en la que los protagonistas son miniaturizados y metidos en el torrente sanguíneo del cuerpo humano en un minisubmarino.
Los tres motores están encapsulados para no dañar los tejidos, y gracias a esto se puede girar la cámara en todas direcciones. El resultado es como hacerse una endoscopia, pero sin que resulte tan invasiva (aunque meter un robot en tu cuerpo también se pueda considerar un poco invasivo, ejem). Según cuentan, el paciente no nota nada en el interior de su cuerpo, y es de suponer que la cápsula tampoco se calentará en demasía, que suele ser uno de los problemas de estos chismes.
Hay que decir que en el vídeo Adam se traga primero un robot y luego un segundo robot para obtener llamativas imágenes del primero (!) lo cual tiene su mérito. Algo muy propio de un Cazador de mitos que prefiere comprobar en primera persona las cosas y no fiarse de los folletos, sobre todo teniendo en cuenta que este trasto todavía está en pruebas y lo están mejorando cada semana.
El viaje termina antes del paso de la cápsula-robot al intestino delgado, de donde pasaría al intestino grueso y luego ya te lo puedes imaginar. Lo mejor del asunto es su precio: los materiales para fabricar un pillbot cuestan alrededor de 35 dólares/euros, de modo que seguramente por menos de 100 euros se podría contar con una herramienta de diagnóstico para chequeos periódicos poco invasivos, que un médico podría controlar incluso de forma remota.