Por @Alvy — 4 de febrero de 2023

En este clarificador vídeo de nuestra admirada profesora Hossenfelder se explica todo lo que hay que saber sobre el hidrógeno como alternativa a los combustibles fósiles, especialmente en el sector del transporte. Pero las cifras no mienten: no parece que sea una alternativa muy sostenible, tanto por los procesos que se requieren para extraerlo (agua o metano) como por los materiales que se necesitan (platino e iridio).

Entre otros datos que se mencionan:

  • El hidrógeno presurizado sólo tiene 1/6 parte de la energía por litro de la gasolina.
  • Tan sólo se vendieron 16.000 coches alimentados por pila de hidrógeno en todo el mundo en 2021 y en Estados Unidos las cifras bajaron de 2021 a 2022 (de 3.500 a 2.700 en total). En Reino Unido se vendieron 12 coches (una docena, vamos) y 50 autobuses. En España había 15 en 2021 y algunas decenas de autobuses.
  • Sólo 1 de cada 4.000 coches nuevos funciona con pila de hidrógeno.

La clave de cara a entender el hidrógeno y su futuro como opción sostenible es entender cómo se obtiene, que es partiendo del agua (H₂O) o del metano (CH₄), separando las moléculas para generar hidrógeno puro (H₂) que luego puede combinarse con oxígeno para producir energía.

El problema es que separar el hidrógeno de otras moléculas requiere energía y… ¿De dónde sale esa energía? La gente que se dedica a esto identifica los diversos métodos de producción con colores; la explicación es clara cristalina:

Hydrogen Production Methods / Sabine Hossenfelder

  • Blanco: es el hidrógeno natural, muy raro de encontrar.
  • Negro: si se utiliza carbón para generar la electricidad con la que producir hidrógeno estaríamos haciendo un pan como unas hostias, para que se entienda, porque las emisiones son brutales.
  • Gris: empleando metano la situación es casi igual de mala y contaminante.
  • Marrón: El lignito es carbón mineral de turba comprimida. Es menos malo, pero más de lo mismo. Lo chungo es que el 95% del hidrógeno que se produce actualmente es de tipo negro, gris o marrón (!!)
  • Azul: metano + captura de carbono, no es tan malo porque el CO₂ se almacena bajo tierra y no va a la atmósfera; por desgracia sólo el 1% de la producción de hidrógeno se realiza con este método.
  • Verde: energías renovables (fotovoltaica + solar); son la mejor solución, aunque no son constantes (puede no haber viento o sol) pero al menos generan sólo una cuarta parte de las emisiones del método «gris». El problema: es el método más caro y tiene difícil competir con los otros.
  • Rosa: energía nuclear. Una solución interesante, aunque menos «popular», y que depende de la disponibilidad según países.

Además de todo esto está el problema del agua del que proviene el hidrógeno, que es muy abundante en el planeta pero también escasa en algunos países. Se necesitaría el 2% del agua dulce tan solo para reemplazar el 18% de los combustibles fósiles con hidrógeno. El agua de mar por lo generar no sirve porque hay que filtrarla y eso requiere bastante energía que… a ver de dónde se obtiene. Aquí publiqué otro artículo sobre cómo extraer el hidrógeno del agua de mar, un reto nada fácil al que los científicos buscan solución, explicando uno de los últimos avances de China al respecto.

Si todo esto ya pinta mal, el problema definitivo suena peor todavía: en el proceso de separación del hidrógeno se utilizan unas membranas fabricadas con dos metales nobles: platino e iridio. El platino se utiliza en joyería y es caro; el iridio es más raro todavía. Además, sólo se encuentran en tres países: Sudáfrica, Rusia y Zimbabue. Son tan escasos que ya se sabe que para 2030 la demanda superará a la oferta, tras haberse encarecido muy previsiblemente.

Todo esto sin hablar de la necesidad de crear una infraestructura de hidrolineras (yo tenía una de las pocas que existen cerca de casa y la cambiaron por una de carga eléctrica) o los problemas con el almacenamiento (el hidrógeno a presión se combina fácilmente y los envases deben ser gruesos y pesados).

Es por todo esto por lo que aunque haya avances cada semana –que los hay– el futuro del hidrógeno como alternativa a los combustibles fósiles o a las baterías eléctricas es un tanto cuestionable según los datos que ya conocemos. De todos modos hay que seguir de cerca los progresos en los métodos de producción, la utilización de agua de mar en vez de agua dulce o la reducción de las emisiones en la generación de electricidad, todo lo cual influirá en sus posibilidades futuras.

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