El aparato, llamado resonador térmico, por ahora no es más que un prototipo para comprobar un nuevo material que permite convertir las fluctuaciones de la temperatura ambiente en electricidad, en especial las que suceden entre la noche y el día.
Según recoge MIT News en System draws power from daily temperature swings “un resonador térmico es algo que puede dejarse sobre una mesa y producir electricidad a partir de lo que parece ser nada. Estamos rodeados por oscilaciones de temperatura de todas las frecuencias, todo el tiempo. Son una fuente de energía sin explotar.”
Para hacer posible el dispositivo los investigadores han desarrollado un material que combina espuma metálica, grafeno y octadecano resultando en un material que tiene a la vez una gran capacidad térmica (capacidad para almacenar calor en un volumen dado) y a la vez una gran conductividad térmica (capacidad para disipar el calor a través del material.) “En la mayoría de los materiales si una de estas propiedades es alta la otra tiende a ser baja. La cerámica, por ejemplo, tiene una alta capacidad térmica pero una baja conductividad.”
Esta propiedad crea en el dispositivo una diferencia de temperatura permanente entre uno y otro lado del sistema: “esencialmente, explican los investigadores, un lado del dispositivo captura el calor que luego se irradia lentamente hacia el otro lado. De ese modo un lado siempre va a la zaga del otro en tanto el sistema intenta llegar al equilibrio en ambos lados. Esta diferencia permanente de temperatura se convierte en electricidad con termopares comunes”, de la misma forma que funcionan los generadores termoeléctricos, los convencionales y también los nucleares o de radioisótopos.
De momento la potencia eléctrica producida por el resonador térmico es “modesta”. Según las pruebas efectuadas con el prototipo como respuesta a una variación de 10° el dispositivo produce 350 milivoltios y 1,3 milivatios de potencia. Pero a cambio el sistema es capaz de funcionar de manera continua y prolongada durante años. “Esto permitiría suministrar electricidad a, por ejemplo, sensores remotos sin necesidad de disponer de otras fuentes de energía ni baterías”, explican.
El resonador térmico tampoco necesita recibir luz del sol, por lo que puede funcionar en la sombra o en lugares cerrados siempre que haya cambios en la temperatura ambiente: “eso significa que no se ve afectado por la meteorología, ni por la presencia de nubes y condiciones del viento ni por otras variables climatológicas. Puede colocarse en cualquier lugar, incluso debajo de un panel solar y en sombra perpetua para incrementar la eficiencia del panel solar aprovechando también el calor de alrededor,” señalan los investigadores.