Por Nacho Palou — 12 de agosto de 2016

Bateria temporal disuelve en agua

Científicos de la universidad pública de Iowa han desarrollado una batería eléctrica que cuando se agota, se disuelve en agua y desaparece sin dejar rastro visible.

El primer prototipo mide unos pocos milímetros y proporciona 2,5 voltios. Se trata de un voltaje demasiado bajo para aplicaciones comerciales, aunque puede hacer funcionar pequeños sensores y transmisores. Y en todo caso es posible obtener más potencia fabricando baterías más grandes —tardarían más en disolverse— o combinado varias de estas baterías.

Una vez usada, cuando se ha agotado la carga de la batería o cuando el circuito eléctrico que alimentaba ya no es necesario, basta con exponer la batería al agua. La batería se descompondrá rápidamente: el polímero exterior se deshace y los electrodos se disuelven, mientras que otras partes que no se degradan totalmente quedan liberadas y dispersas en el agua como nanopartículas.

Esta batería viene a sumarse a un nuevo tipo electrónica temporal planteada para desaparecer una vez su trabajo ha terminado, o por otro otros motivos. Darpa inició su programa por la necesidad de hacer desaparecer de forma controlada y discreta ciertos tipos de dispositivos una vez ya no son necesarios en el campo de batalla o si caen en manos del enemigo.

Uno de los primeros diseños conocidos fue un circuito electrónico que se disuelve y desaparece al contacto con el agua —— el compañero perfecto para la batería de la universidad de Iowa

Adicionalmente, dado que ese circuito electrónico está construido en una capa muy fina de silicio y magnesio, dos elementos presentes en la naturaleza y en el cuerpo humano, es biológicamente compatible, por lo que su aplicación podría extenderse a implantes temporales y para la monitorización médica, por ejemplo.

Ilustración de Ashley Christopherson.

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