Por @Alvy — 9 de noviembre de 2022

No me imaginaba yo que en un humilde ratón de ordenador hubiera tanta tecnología avanzada, pero tal y como puede verse en este instructivo vídeo de Branch Education así es. Y eso que el vídeo está dedicado únicamente a uno de los componentes principales: el sensor de imagen de navegación óptico. Resulta ser una pequeña maravilla que junto con los botones, las comunicaciones inalámbricas, los circuitos impresos y la batería hacen del descubrimiento de «cómo funciona el ratón» una pequeña aventura.

Los más antiguos del lugar recordarán que los prehistóricos ratones mecánicos de bola usaban sensores de movimiento accionados por el rodar de una bola de goma, algo impreciso pero práctico. La bola y el interior del mecanismo había que limpiarlos de vez en cuando porque acumulaban polvo y perdían sensibilidad. Unos circuitos eléctricos relativamente sencillos hacían el resto, transmitiendo pulsos y señales al ordenador sobre la velocidad de movimiento en los ejes X e Y.

En el ratón óptico, en cambio, se utiliza una luz infrarroja que se refleja sobre la superficie por la que rueda el ratón. Esto «ilumina» (de forma invisible) las rugosidades microscópicas bajo el ratón, que son «fotografiadas» a alta velocidad con un sensor óptico. Estas son las impresionantes especificaciones de algunos de los ratones comunes:

  • Resolución de entre 4.000 y 25.000 puntos por pulgada
  • Sensor de entre 324 y 1.600 píxeles de tamaño (18×18 a 40×40)
  • Sensibilidad de 12 bits (4.096 niveles de grises)
  • 17.000 «fotogramas» por segundo

La clave del asunto es que aunque parezca mucha información y de excesiva resolución, nada de eso se almacena permanentemente: tan solo se comparan dos imágenes cada 59 microsegundos (o una cifra similar, depende del modelo) para determinar sus diferencias: cuánto se ha movido el ratón en los ejes X e Y. Luego se descartan, y se repite el proceso. De esto se encarga un procesador de señal (DSP) especializado, que guarda los valores tomados cada 1/17.000 de segundo para luego enviar el dato «resumido» cada milisegundos al puerto USB (ya sea por Bluetooth o cable) y así es como llega al equipo.

Como se explica en el vídeo, es el hecho de que el sensor «tome fotos» de la textura de la alfombrilla o de la mesa –algo inapreciable aunque a nosotros nos parezca completamente lisa– lo que hace que se puedan distinguir incluso los movimientos más pequeños y calcular la velocidad con matemáticas básicas en un instante. La única excepción al buen funcionamiento del ratón óptico son a veces las mesas de cristal, donde no se produce el rebote de la luz.

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