Depende de cuánto quieras divertirte. Con entre tres y cinco cerebros puedes pasar un rato gracioso —y con algo de caos cuantos más participantes haya— controlando con la mente un tiburón volador (de los Air Swimmers).
El hackeo lo cuentan en Brain-Controlled Shark Attack!, donde se explica con todo detalle cómo modifican el control remoto de uno de estos juguetes para conectarlo a un EGG, un instrumento que registra la actividad cerebral.
En este caso el EGG registra la actividad de cinco personas diferentes, cada una de las cuales controla una función o parámetro de vuelo del tiburón teledirigido: subir, bajar, girar a un lado o a otro, avanzar, según el parpadeo de ojos que hace por cada participante.
Las señales se procesan a través de un pequeño ordenador desarrollado con Arduino que, en función de las señales recibidas desde los cerebros, actúa sobre el control remoto, moviendo el tiburón.