Por @Wicho — 4 de noviembre de 2009

No sé si Nokia llevaba negociando algún tipo de acuerdo con Apple desde el mismo día en el que el iPhone salió al mercado y al final esta negociación no dio sus frutos, pero la noticia de que dos años después el fabricante finlandés ha decidido demandar a Apple por haber infringido algunas de sus patentes en el campo de la telefonía móvil me parece cuando menos curiosa y, aunque es perfectamente comprensible el deseo de cualquier empresa de proteger sus patentes, no creo que vaya a arreglar nada para Nokia aun en el caso de que ganase la demanda.

El problema actual de Nokia es que no está sabiendo reaccionar ante el hecho de que la propia Apple con el iPhone, RIM con los distintos modelos de Blackberry y, más recientemente, otros fabricantes con teléfonos basados en Android, están ofreciendo productos más interesantes que los suyos y arrebatándole cuota de mercado en el jugoso segmento de los teléfonos inteligentes, donde no solo se venden dispositivos de mayor precio, sino que además son los que más imagen de marca dan.

Nokia está viendo como un teléfono que debía ser la estrella de su gama, el N97, está teniendo una recepción más que tibia, y tampoco está claro que el Booklet 3G, el portátil que acaba de sacar al mercado, vaya a hacerse con una gran cuota de mercado.

No quiere decir esto tampoco que la empresa vaya a desaparecer del mapa, ni mucho menos, pues a pesar de un descenso de ventas de un 20% sigue vendiendo millones de teléfonos, y las pérdidas de 559 millones de euros que acaba de anunciar se deben en realidad a un ajuste financiero causado por una joint venture con Siemens, con lo que es más que previsible que para el próximo trimestre vuelva a dar beneficios.

No ha sido Nokia la primera empresa de la historia en plantear una demanda de este estilo y seguro que tampoco será la última. De hecho, la misma Apple denunció ya hace años a Microsoft al entender que había copiado elementos del sistema operativo del Macintosh para su uso en Windows, en un intento no muy disimulado de frenarla en su conquista del mercado de los ordenadores personales. Aunque al final perdió aquella demanda, lo que la volvió a convertir en una de las empresas con más liquidez y mejor imagen del sector, fue el que de nuevo volvió a ser capaz de sacar productos innovadores al mercado como el iMac original y sus sucesores, por no mencionar el iPod y el iPhone.

Y es que parece mejor estrategia centrarse en intentar hacer bien las cosas que en echar las culpas a otros de los males que sufre una empresa, y más en el campo de la tecnología, donde la innovación debería ser clave. Algo que algunos ejecutivos han sufrido en sus propias carnes, como Bill Watkins, el ya ex director ejecutivo de Seagate, uno de los principales fabricantes de discos duros, que ante el auge de las unidades de almacenamiento sólido solo se planteó frenar a la competencia mediante demandas.

{ Publicado originalmente en La Voz de Galicia, donde colaboramos habitualmente }

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