Tras el correspondiente periodo de pruebas posterior a su lanzamiento el pasado 26 de noviembre, el satélite Hylas 1 está listo ya para entrar en funcionamiento.
Impresión artística del Hylas 1 en órbita
De hecho, en esta fase de pruebas ha demostrado que en algunos aspectos funciona mejor de lo especificado, por lo que se estima que podrá estar en servicio seis meses más de lo previsto y además ofreciendo algo más de potencia de lo esperado.
Su objetivo es dar acceso a Internet de banda ancha con conexiones de hasta 10 Mbps a aquellos lugares de Europa -y no son pocos, se calcula que hay unos 13 millones de habitantes de Europa en esta situación- en los que por su situación geográfica es difícil, sino imposible, conseguir otro tipo de acceso a Internet de banda ancha.
El desarrollo y lanzamiento de este satélite es una iniciativa conjunta de la Agencia Espacial Europea y la empresa Avanti Communications plc del Reino Unido.
Podrá dar este servicio a entre 150.000 y 300.000 usuarios, aunque estos no podrán contratarlo directamente sino que tendrán que hacerlo con las operadoras que a su vez hayan contratado ancho de banda con Avanti, de las que ya hay más de 60 en 16 países.
En tierra, los usuarios tendrán que instalar un equipo que envía y recibe las señales de y al satélite mediante una antena parabólica de unos 70 centímetros de diámetro, aunque todavía no están anunciados sus precios.
Los primeros en beneficiarse de la entrada en funcionamiento de Hylas 1 serán los 5.000 usuarios de pruebas de la propia Avanti, que a partir del 4 de abril verán como su servicio es migrado al nuevo satélite, junto con muchos de los clientes de las 60 operadoras citadas que hasta ahora usaban capacidad de transmisión alquilada en otros satélites.
Hylas 1 es el primer satélite artificial europeo dedicado a dar acceso a Internet, pero pronto se le unirán más satélites similares, el primero de ellos el Hylas 2, que está previsto que sea lanzado en el segundo trimestre de 2012.
Otro paso más para ir acabando con la brecha digital, que aunque nos suene a países en desarollo o del tercer mundo, muchas veces la tenemos a la vuelta de la esquina.
(Vía Engadget).