El picaporte Ola utiliza la tecnología de detección de huella dactilar empleado en algunos smartphones como llave, de modo que basta con coger el picaporte y colocar el pulgar en el lector de huellas dactilares para desbloquear la cerradura y abrir la puerta, todo en menos de un segundo.
Según sus diseñadores este método de acceso sin llave es mucho más rápido que las cerraduras que se abren y cierran desde el teléfono móvil, ya que no es necesario sacar el teléfono ni conectarse a la cerradura para operarla. La otra ventaja es común al resto de cerraduras conectadas: hace innecesario llevar y utilizar llaves físicas, lo cual es especialmente cómodo en lugares más o menos transitados como oficinas.
Por lo demás se trata de una cerradura de huella dactilar convencional, con la ventaja de que no requiere instalaciones específicas y accesorias: todo el mecanismo se integra en un picaporte convencional, por lo que se puede instalar en cualquier puerta; tampoco es necesario cablear para la alimentación eléctrica y la configuración del picaporte. Toda la gestión —también añadir o quitar huellas autorizadas— se hace directamente contra el picaporte de forma inalámbrica, utilizando un ordenador o teléfono móvil.
La cerradura Ola utiliza cuatro pilas convencionales de tipo AA, con una duración calculada de unos dos años (más de 30 000 usos) y además dispone de otras 4 pilas de respaldo y de una entrada de alimentación USB para suministrar electricidad externa a la cerradura en caso de que ésta se haya quedado sin pilas.