En el MIT trabajan desde hace un par de años en el uso de redes inalámbricas, caso del wifi, con el fin de revelar si hay alguien al otro lado de una pared e incluso para medir el ritmo cardíaco a distancia, por ejemplo de bebés que duermen en otra habitación.
Las aplicaciones de un sistema así irían desde la detección de víctimas en un edificio derruido o en llamas hasta la detección de intruso, la monitorización a distancia y no invasiva de niños, paciente y ancianos y hasta el control por gestos en demótica.
Para la detección de las personas situadas al otro lado de un obstáculo físico, caso de una pared, los investigadores analizan con un detector de señales de radio y un software específico de qué manera se distribuyen la señales, cómo se reflejan en el entorno y cómo cambian al rebotar o al atravesar objetos físicos, incluyendo a las personas; el sistema se «sintoniza» para que muestra la variaciones que sufre la señal de radio al interactuar con cuerpos humanos mientras que el algoritmo anula la recepción de señales que se sabe corresponden a objetos estáticos como muebles.
Recientemente los investigadores del laboratorio de informática e inteligencia artificial (CSAIL) del MIT han logrado una precisión tal que una versión mejorada de su tecnología no sólo es capaz de detectar si hay alguien al otro lado de la pared, sino además detectar quién es: de entre quince voluntarios el sistema pudo distinguir en cada caso a quien pertenecía la silueta de radiofrecuencias con un 90 por ciento de aciertos al compararla con las figuras de voluntarios previamente identificados — esto es, el sistema no capta ninguna información personal que le permita reconocer a alguien que sea ajeno al experimento.