El misterioso producto que Tesla Motors venía rumiando desde hace algún tiempo ha resultado ser una superbatería llamada Powerwall, una especie de «mural energético» que se puede recargar y con el que supuestamente los hogares podrán acumular energía, optimizar su uso y ahorrar dinero.
La información al respecto está bastante avanzada: conocemos los modelos (7000 y 10 000 kWh), capaces de suministrar 2 kW / 5A de forma constante –la potencia típica en un hogar normal– y que se pueden instalar en interior o exterior, con un aspecto bastante límpido y futurista, que ocupa poco espacio. Son bastante «planas» en ese sentido: 18 cm aunque algo pesadas (100 kg). Y un poco al «estilo Apple» incluso hay gama de colores para elegir y apilamiento modular.
Las Powerwall proporcionan energía pero también se pueden recargar por diversos medios: la red eléctrica general, instalaciones solares, eólicas o de otro tipo en la vivienda… Algunos ingenieros están jugando incluso con la idea de que sea cualquier coche eléctrico el que alimente la batería con la energía sobrante del día – o la conseguida más barata en otra parte. También habrá versiones industriales de mayor poderío: desde 100 a 500 kWh con suministro de 10 kW.
Los precios anunciados comienzan a partir de 3000 dólares que normalmente serán algo más si se suma el inversor (algo así como el condensador de fluzo de estos inventos), la instalación, complementos, seguros… Y el futuro no estará aquí la semana que viene: de momento se aceptan pedidos en EE UU y Europa, pero tan solo se entregarán a partir del verano en norteamérica.
Habrá que hacer muchos números y manejar mucho Excel y cábalas para ver si un invento de este tipo sale rentable en cada país: cuánto se tarda en amortizarlo, cuál es su mantenimiento, eficiencia. Y por supuesto la comparación con el coste de utilizar la energía eléctrica convencional de la red o alguna de las alternativas.
En España, por ejemplo, tras los cambios y cambios se penaliza el autoconsumo en las normativas al respecto se acabó por penalizar el autoconsumo hasta el punto de que muchas de esta iniciativas – o productos como el Powerwall pueden, simplemente, no ser rentables. Una situación un tanto desalentadora porque lleva a pensar que «inventes lo que inventes, acabarás pagando» aunque el gobierno tenga que cambiar la ley para exprimirte a tasas e impuestos.