Por @Alvy — 29 de noviembre de 2011

En esta prueba el robot Qbo recibe una grata sorpresa cuando se le pide que eche un vistazo a su alrededor en el modo «reconocer objetos». Con toda su expresividad, el pequeño artilugio mecánico llega hasta el espejo y dice que «hay algo nuevo que no sabe lo que es» y cuando se le dice que es él mismo lo archiva en su memoria para posteriores ocasiones.

Con la expresividad que tiene, que no está nada mal, la verdad es que como dicen en I Heart Robotics esta secuencia de unos pocos segundos puede contener más implicaciones filosóficas de las que parece, y del robot reconociéndose a sí mismo en un espejo por primera vez da para pensar un buen rato, es un momento electrizante.

Hay que reconocer que ayuda bastante que el reconocimiento de voz y las contestaciones de Qbo sean tan precisas, incluyendo interpretar It’s You, I, Me, etc («Eres tú» «Yo», «Me veo») y construir las frases sin errores. Es tan genial que estuve un rato pensando si la secuencia tendría truco, pero he decidido que le concedo el beneficio de la duda. [Actualización: definitivamente no tiene truco.]

El detalle de los woah, los nice y los let me see… intercalados por el sistema de voz –que son términos nulos que en realidad no aportan nada– le dotan de un bonus de humanidad muy especial, por cierto, igual que los ligerísimos movimientos de cabeza durante las pausas.

Tal y como dicen en la explicación algunos robots tienen incorporada en su memoria un esquema de «cómo son ellos mismos» por puras cuestiones mecánicas (saber dónde están sus brazos, ruedas, etcétera), pero lo que hace Qbo es observarse con los sistemas de visión y reconocimiento facial, una cámara estereoscópica en este caso, como probablemente deban hacer muchos robots en el futuro.

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