Aunque sabemos que los robots y otros mecanismos automáticos pueden evitar accidentes no deseados con su increíble sensibilidad, confiar en un robot peluquero nos haría dudar a muchos. ¿Podría definirse un nuevo Test de Turing por la capacidad de confiar en un mecanismo inteligente como este que tendríamos las personas?
Por decirlo claramente: si el brazo robótico empuñara unas afiladas tijeras –y si yo a estas alturas tuviera pelo, que ya es mucho suponer– no sabría decir si me atrevería a dejar tan delicada operación en sus frías manos artículadas en el estado actual de la tecnología. ¿Y con una afilada navaja de afeitar sobre el cuello, a la antigua usanza, estilo El color púrpura? ¡Glups!
Sin embargo el brazo robótico del vídeo, llamado Multi-Arm UGV, maneja con destreza un cortapelo eléctrico, asistido por un operador eso sí, lo cual es no parece tan peligroso . El vídeo además tiene un final más cómico que otra cosa. El protagonista humano era un voluntario y lo recaudado en el «experimento» iba destinado a una fundación benéfica. ¡Todo en nombre de la tecnología!
(Vía Geeks are Sexy.)