Conducir un coche. Caminar sobre obstáculos. Subir una escalera. Retirar escombros. Abrir puertas. Taladrar madera. Girar gigantescas llaves de paso. Desenrollar y enroscar una manguera… Tareas dignas del mismísimo Hércules que requieren fuerza, habilidad y hasta un poco de inteligencia. Pensadas para comprobar si un robot de última tecnología podría ayudar en operaciones de rescate y salvamento, principalmente.
El ganador definitivo del concurso de robótica DARPA de este año ha sido un robot llamado Schaft, fabricado por una empresa japonesa que –como unas cuantas del ramo– es ahora propiedad de Google.