Por Nacho Palou — 6 de junio de 2011

Si no puedes superar un obstáculo, salta. Es lo que hacen algunos de los diminutos robots que aparecen en estos vídeos. Imitan el movimiento de la langosta ayudados un pequeño motor y un ingenioso mecanismo.

La imperfección del aterrizaje –no caen de pie– queda resuelto con una ración extra de ingenio e ingeniería.

Y no se trata simplemente de saltar al azar. A pesar de contar con un único motor, el pequeño robot de apenas 20 gramos de peso de Jianguo Zhao (vídeo de abajo) es capaz de orientarse en la dirección correcta y ponerse de pie por sí mismo, preparativos previo al salto de más de medio metro,

Y otros que vuela hacia la luz, literalmente

Como este microplaneador de 1,5 gramos de peso, que una vez en el aire es capaz de dirigirse volando hacia una fuente de luz

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