(Voz de abuelo Cebolleta) «Antiguamente, para conectarse a Internet…» había que utilizar un aparato llamado módem que «llamaba por teléfono» a otros ordenadores, conectados a su vez a un número determinado de la red telefónica. Pero aquellas viejas líneas de teléfono no eran digitales: eran analógicas. Por esta razón, los módems emitían y recibían las señales con unos «pitidos sonoros» de distintas frecuencias, que eran modulaos y demodulados para convertirlos a datos digitales, corrigiendo de paso los errores. Al comienzo de una conexión se solía dejar el altavoz encendido para escuchar si la llamada y la conexión iban bien.
En la secuencia de unos pocos segundos que había al principio de cada llamada por módem era como un ritual, un baile de notas musicales y ritmos sólo descifrable para los iniciados. Como puede verse y escucharse en el audio de esta nota, tenía todos estos tonos:
- Señal de línea disponible
- Tonos de llamada al número de destino
- Grupos de señales de las distintas velocidades a las que puede comunicarse el módem, para elegir más rápida y óptima
- Intercambio de datos sobre el modo de llamada (SYN-ACK)
- Comprobación de velocidad
- Modo Duplex (comunicación simultánea en ambos sentidos)
- Conexión aceptada
- y… ¡datos! ¡Internet, el infinito y más allá!
Si algo fallaba, los expertos podían diagnosticar «de oídas» en qué punto fallaba la conexión: el número al que se llamaba (de un proveedor de Internet, o una BBS) podía estar ocupado, la conexión ser demasiado ruidosa, etcétera.
Tal y como cuentan en The Atlantic en el Museo de los Sonidos en Peligro, que alguna vez hemos mencionado por aquí, pueden escucharse otros sonidos de aquella época. Un archivo imprescindible.