Este artículo se publicó originalmente en Cooking Ideas, un blog de Vodafone donde colaboramos semanalmente con el objetivo de crear historias que «alimenten la mente de ideas».
Con la popularización de la informática en los 80 y los 90 los ordenadores se convirtieron en instrumento más usado al cabo del día en la mayor parte de los entornos de trabajo. La vida laboral pasó a convertise en digital casi como por arte de magia: poco a poco fueron desapareciendo el correo en papel, los faxes, las reuniones y los incómodos «formularios con copia» para dar paso a aplicaciones, programas de correo electrónico, videoconferencias y formularios electrónicos. Pero, ¿donde pasa ahora la gente su tiempo dentro del ordenador? Los casos son muy variados y nos pueden enseñar algo sobre cómo se organiza la «vida digital» en función de las necesidades de cada uno.
El caso es que según las diversas épocas ha ido evolucionando el «lugar» dentro del mundo digital en que pasamos más tiempo: al fin y al cabo, el día tiene un número de horas limitadas y poco se pueden «estirar». Al principio eran las propias aplicaciones las que acaparaban la atención: WordStar, Lotus 1-2-3, o la aplicación a medida de turno podían pasarse el día activados, mientras que otros programas apenas recibían atención. Internet ni existía para muchos.
Cuando llegó la implantación masiva del correo electrónico, el asunto dio un vuelco: gran parte de la actividad pasó a tener lugar en el «buzón de entrada». Y es que además de los mensajes de trabajo la gente tambien usaba el email para sus mensajes personales. Y además de las comunicaciones uno-a-uno se usaban suscripciones a «listas de correo» para mantenerse al tanto de los temas de interés, ya fueran por trabajo o entretenimiento. (Todavía existen muchas listas de correo, hospedades por Google, Yahoo y otros proveedores, aunque parece claro que vivieron tiempos mejores.) La cantidad de horas frente al ordenador se multiplicó como en el Big-Bang.
El tiempo que mucha gente pasa en el correo electrónico como principal actividad lo mantienen todavía como una aplicación destacada en este aspecto, aunque otras le están comiendo terreno. La gente que se toma la productividad personal muy en serio encuentra útil obtener estadísticas periódicas de su propio uso del correo; algunas empresas lo hacen con sus empleados para mejorar los procesos internos: se estudia a quién se escribe más, de quién se recibe más correo o a qué temas dedican más recursos. (Los interesados pueden instalar Graph Your Inbox para Gmail/Google Chrome).
Algunas personas, saturadas por tanto e-mail, recurren a técnicas curiosas: Matt Mullenwegg, el creador de WordPress, instaló un contador en tiempo real que indica en su página de contacto cuántos correos tiene en cada momento por leer en su buzón: así cualquiera puede verlo y calcular si es buen momento para escribirle, o entender por qué fue ignorado. El toque geek de Matt es que además se puede ver la clasificación por prioridad y se puede ver también cuántos correos ha enviado en el último mes (unos 25 por día, a 272 personas en total).
¿Y, además del correo, a qué más dedicamos nuestro tiempo? Quien no lo tenga claro puede recurrir a RescueTime [Mac, Windows], una aplicación que se instala y lleva un control de qué aplicaciones se usan y cuánto. Al cabo del día o de la semana se puede ver si uno pasó más tiempo con Excel o con el Solitario. La aplicación es muy potente y tiene modos personales y para empresas; se pueden definir grupos de usuarios, marcar tiempos de llamadas de teléfono y reuniones, e incluso bloquear aplicaciones que «distraen demasiado».
Quienes pasan mucho tiempo leyendo información en Internet en blogs y periódicos suelen usar un agregador o «lector RSS». Esta es para muchos hoy en día la aplicación donde pasan más tiempo (superando incluso al correo). Algunos de estos lectores, como Google Reader, se usan desde el navegador web; otros como NetNewsWire [Mac, iOS] son aplicaciones que ofrecen más potencia y control. En lo relativo al tema de la gestión del tiempo, NetNewsWire tiene una opción para calcular a qué feeds o fuentes de información le prestamos más «atención». Es fácil descubrir si pasamos más tiempo leyendo El País o la web de chistes de turno.
La clave del asunto a veces es percibir cuál es la aplicación o el sitio web en el que pasamos más tiempo a lo largo del día. Normalmente serán una o dos, y quienes gustan de optimizar su forma de trabajo y mejorar la productividad pueden aprovechar esa situación para mejorar el tiempo que pasan en ellas, cómo lo pasan o hacerlo de forma más eficiente. Un ejemplo fácil de entender es el del correo: quienes pasan la mitad del día enviando y recibiendo correos probablemente estarían interesados en probar diversas aplicaciones de correo, de agenda de direcciones y de enlace y sincronización con dispositivos móviles para ver cuál les ofrece más comodidad y facilidad a la hora de trabajar. Una mejora incluso de sólo un diez por ciento en el tiempo empleado puede traducirse en muchas horas ganadas a lo largo del mes.
¿Y las redes sociales, como encajan en todo esto? Las estadísticas al respecto son sencillamente abrumadoras: según algunos estudios el tiempo promedio que pasan los españoles en Facebook al día está entre una y dos horas; en Tuenti los jóvenes pueden pasar dos, tres horas o más. Para muchos es sin duda el tipo de sercicio donde más tiempo pasan al día. Incluso teniendo en cuenta que mucha gente simplemente arranca el navegador y deja su cuenta de Facebook o Twitter abierta en una pestaña (lo cual resulta un poco fastidioso de cara a obtener estadísticas exactas sobre su uso real, por cierto) la diferencia respecto a otros servicios web es en cualquier caso impactante. Otro factor es que mucha gente también se pasa el día conectada a las redes sociales a través de teléfonos móviles (o más recientemente, el iPad y otros tablets), otro factor a tener en cuenta.
Un cálculo preciso de dónde pasa la gente hoy en día su tiempo en el mundo digital es una tarea sin duda complicada. Aunque dependiendo del perfil de la persona y de su trabajo e interés por comunicarse pueda usar más unas aplicaciones que otras, esas cifras estarán salpicadas por pequeños intervalos que se intercalan unos con otros: reuniones en las que la gente usa los móviles, lectura en Internet interrupida por la ocasional visita a la granja de Facebook a regar las plantas, correos que aparecen en la bandeja como urgentes interrumpiendo ese documento que estábamos escribiendo… Es una especie de «tiempo fractal» el que las interrupciones son constantes y a diversos niveles.
Mucha gente estaría conectada 25 horas al día si pudiera hacerlo, y con la capacidad multitarea que tienen algunos a veces incluso parece que pudieran acercarse a ese límite. Por desgracia, los seres humanos no somos demasiado buenos haciendo multitarea en cuestiones que requieran toda nuestra atención (véase: Can We Really Multitask?, un buen estudio al respecto). Así que hacer tanta vida digital simultánea puede ser más un problema que una solución: simplemente no vamos a estar concentrados ni prestar atención a lo realmente importante. Es uno de los problemas de divagar continuamente de un servicio a otro en nuestro diario peregrinar entre ordenadores y todo tipo de gadgets.
{Foto: Computer Job Hunting (CC) Robert S. Donovan}