Por Nacho Palou — 9 de Diciembre de 2013
Un cuadricóptero capaz de recuperar el control y la posición y efectuar un aterrizaje más o menos suave aunque haya perdido uno de los motores —como se puede ver que sucede en el vídeo al desprenderse una de las hélices— parece una buena idea si en cuanto nos despistemos el cielo va a estar lleno de estos cacharros, incluyendo aquellos dedicados a la entrega de paquetes de mensajería y de burritos de pollo, construyendo «cosas» más o menos inútiles o simplemente haciendo acrobacias y jugando a la pelota.