Por @Wicho — 27 de septiembre de 2017

El 1 de diciembre de 1966 se declaró un incendio en el pozo número 11 del yacimiento de gas natural de Urta-Bulak, en Bujará, Uzbekistán. Las llaman alcanzaban unos 70 metros de altura y los cálculos estiman que se perdían unos 12 millones de metros cúbicos al día.

Cuando casi tres años después todos los intentos para extinguir el incendio por métodos convencionales –e incluso mediante un bombardeo de artillería– fallaron las autoridades soviéticas decidieron recurrir a un método un tanto desesperado, el de intentar sellar el pozo mediante una pequeña explosión nuclear. Esperaban que, de producirse lo suficientemente cerca, la explosión consiguiera cerrar el pozo número 11.

Para ello se perforaron dos pozos inclinados de algo menos de 50 centímetros de ancho con la idea de acercarse lo más posible al pozo número 11 a una profundidad de 1.500 metros en medio de una capa de arcilla de 200 metros de grosor. El escogido fue el conocido como Agujero 1c, cuyo extremo llegaba a 1.450 metros de profundidad y que según diversas medidas realizadas estaba a unos 35 metros de la perforación del pozo número 11. Por él, y tras enfriarlo convenientemente, se bajó con extremado cuidado una bomba nuclear de 30 kilotones diseñada específicamente para la ocasión. Luego se selló el tubo con hormigón para evitar la salida de radiación a la superficie.

Una vez que todo estuvo listo el 30 de septiembre de 1966 fue detonado el explosivo y a los 23 segundos el fuego estaba extinguido, sin que se detectaran niveles de radiación en la superficie más elevados que los naturales.

Explosión subterránea en Urta-Bulak

La Unión Soviética utilizó esta misma técnica en otras cuatro ocasiones en operaciones que recibieron los nombres en código Pamuk, Cráter, Fákel y Pirit. Según la fuente consultada, Wikipedia o un informe [PDF] del Departamento de Energía de los Estados Unidos, todas sobre la última o las dos últimas consiguieron sellar el pozo de gas en cuestión.

Estas cinco explosiones nucleares formaron parte del Explosiones Nucleares para la Economía Nacional, también conocido como Programa #7, un programa para el estudio del uso de las armas nucleares con fines pacíficos.

Los objetivos de este programa fueron llevar a cabo exploraciones geológicas, aumentar la producción de yacimientos de petróleo y gas natural, crear depósitos subterráneos de gas natural o de desechos, crear presas y canales, triturar roca en minas a cielo abierto, otra para facilitar la extracción de carbón en una mina subterránea, y unas cuantas más para diversas investigaciones. En total fueron 156 detonaciones llevadas a cabo entre 1965 y 1989.

Los Estados Unidos tuvieron un programa equivalente, la Operación Plowshare, activa de 1961 a 1973.

(Mail Online vía Klaas Meijer y HistoCast).

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