Por @Alvy — 10 de julio de 2004

Lee los siguientes textos (de un blog elegido al azar) y decide qué versión prefieres:

Versión (A)

Teoría de los clones

Como un profesor Bacterio del siglo XXI, acabo de recordar una idea que cierta tarde de invierno compartí con una amiga en un café de la Gran Vía. Al profesor Bacterio siempre le salía el tiro por la culata, y los sufridos Mortadelo y Filemón acababan pagando el pato. La última viñeta de cada historia siempre traía una persecución para saldar cuentas, y cuando no era el Super el que buscaba trabuco en mano a los dos agentes (camuflados de cigüeña y bebé, o de camello y árabe, o de cactus con sombrero mexicano...), era el profesor Bacterio el que intentaba poner a salvo sus barbas.

Bien, mi ocurrencia es muy simple, a la par que utópica e irrealizable, pero me hubiera encantado demostrar mi teoría alguna vez. Es bien sencilla: que todos los humanos fueran individuos clonados de una única pareja. De Adán y Eva (los de Rubens no, si puede ser...), o de quien fuera menester, pero que los seis mil millones (bueno, unos cuantos menos no estaría mal, por el bien del planeta) de personas que pululan por aquí fuesen copias físicas exactas de dos únicos modelos, femenino y masculino. Buscaríamos un genoma perfecto, para evitar los riesgos de la endogamia (otra utopía), un cuerpo sano y absolutamente funcional, una capacidad intelectual muy desarrollada, etc., etc.

Versión (B)

Teoría de los clones
Como un Profesor Bacterio del siglo XXI, acabo de recordar una idea que cierta tarde de invierno compartí con una amiga en un café de la Gran Vía. Al profesor Bacterio siempre le salía el tiro por la culata, y los sufridos Mortadelo y Filemón acababan pagando el pato. La última viñeta de cada historia siempre traía una persecución para saldar cuentas, y cuando no era el Super el que buscaba trabuco en mano a los dos agentes (camuflados de cigüeña y bebé, o de camello y árabe, o de cactus con sombrero mexicano...), era el profesor Bacterio el que intentaba poner a salvo sus barbas.

Bien, mi ocurrencia es muy simple, a la par que utópica e irrealizable, pero me hubiera encantado demostrar mi teoría alguna vez. Es bien sencilla: que todos los humanos fueran individuos clonados de una única pareja. De Adán y Eva (los de Rubens no, si puede ser...), o de quien fuera menester, pero que los seis mil millones (bueno, unos cuantos menos no estaría mal, por el bien del planeta) de personas que pululan por aquí fuesen copias físicas exactas de dos únicos modelos, femenino y masculino. Buscaríamos un genoma perfecto, para evitar los riesgos de la endogamia (otra utopía), un cuerpo sano y absolutamente funcional, una capacidad intelectual muy desarrollada, etc., etc.

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