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@Alvy — 31 de octubre de 2008
El Gagdet Lab de Wired tiene un interesantísimo artículo titulado Software Enables Cameras to Duplicate Keys que habla de una técnica, digna de James Bond, que permite obtener un duplicado de una llave sin tocar físicamente el original: con una imagen fotográfica basta. Y es que sucede que con eso de que las cámaras digitales han avanzado una barbaridad, el récord ya está en conseguirlo a partir de una foto de unas llaves tomada a unos 60 metros de distancia, mediante un teleobjetivo, aunque hacerles más o menos de cerca una foto con el móvil también es suficiente.
Todo esto es un trabajo de Stefan Savega, un profesor de ciencias de la Universidad de San Diego en California, que publicó recientemente sus investigaciones (Keys can be copied from afar) y explicó con algunos ejemplos prácticos cómo funciona un software diseñado al efecto para tal tarea.
Desde siempre se ha sabido que las llaves convencionales no son tan difíciles de imitar como parece; según el artículo algunos cerrajeros pueden incluso hacer copias «a ojo» viendo una llave original o una foto en alta resolución.
Una llave corriente de un modelo determinado (fácilmente identificables a simple vista) encaja en una cerradura que tiene habitualmente cinco o seis pines en un tambor, separados a intervalos regulares. Cada uno de ellos se ajusta a una altura determinada, pero el número de «alturas» o «escalones» también tiene un valor finito (normalmente alrededor de diez). El punto en que coinciden las sinuosas curvas de la llave con las posiciones de los pines determina una especie de código de la llave. El total teórico de llaves «posibles» de un modelo determinado se obtiene a partir de ambos valores; por ejemplo digamos 10 posiciones y cinco pines, 105 = 100.000 llaves diferentes.
Attacks Against The Mechanical Pin Tumbler Lock [PDF]
El software de Stefan Savega utiliza técnicas de reconocimiento de imagen relativas a lo ángulos de la escena, de modo que a partir de la forma de los dientes de las llaves fotografiadas y tras algunas pistas (puntos de control) que introduce el operador puede recrear una imagen normalizada (plana) de la llave. A partir de ahí se calculan las alturas de los pines y se obtienen los valores únicos que permiten reproducirla sin demasiados problemas. Los avances en reconocimiento y fotografía, con imágenes cada vez de mayor calidad y la alta potencia de los zooms y teleobjetivos hacen la tarea más fácil.
La versión de baja tecnología de esta técnica puede leerse en Duplicating a key from only a picture, que puede servir para cerraduras de baja calidad como las típicas de los escritorios o puertas de baja seguridad. Una foto cualquiera, un poco de habilidad con Photoshop (usando por ejemplo una moneda como guía de control), recortar una lata con la forma adecuada, y voilà, cerradura abierta.
Una derivada interesante del asunto es que la gente que tenga un nivel especialmente alto paranoia ya puede añadir a sus agobios el pensar en retirar de los sitios de alojamiento de fotos todas las que contengan llaves porque a lo mejor van por ahí con una sonrisa enseñando complacientemente las llaves de su casa nueva y dentro de unas semanas cuando abran la puerta, algún listo les ha desplumado.